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China e India sellan la paz para liderar el mundo
La visita de Wen Jiabao a Delhi pone fin a una legendaria política de confrontación ante el interés de impulsar la alianza entre las dos economías más en alza
QINGDAO. Actualizado: GuardarCooperación, no confrontación. Esa es la idea que ha guiado la visita a India del primer ministro chino, Wen Jiabao. Y es también la alianza que podría confirmar la escora hacia Oriente en la balanza del poder mundial. En juego está la estabilidad política y económica de las dos economías que más crecen en el mundo, sinónimo también de los dos países más poblados del planeta, que suman casi el 40% del total de sus habitantes. «Estoy seguro de que con un esfuerzo conjunto conseguiremos llevar nuestra amistad a un nivel nunca antes visto en el nuevo siglo», declaró el mandatario.
No importa que India haya acudido a la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, ni que Wen muestre en Pakistán -adonde llegó ayer- su buena sintonía con el principal adversario indio. Ni que las fronteras entre ambos países sigan sin una delimitación definitiva. Y mucho menos preocupa que sus sistemas de gobierno sean antagónicos: la mayor democracia frente al principal estado autoritario. Lo que se impone es el pragmatismo y el dinero no tiene ideología. «La fortaleza de nuestras relaciones contribuirá a la estabilidad, la paz y la prosperidad a largo plazo no solo de Asia, sino del mundo entero», aseguró el dirigente indio Manmohan Singh.
Los primeros frutos de este viaje que concluyó el viernes, y que muchos consideran más importante que el realizado por Barack Obama hace unas semanas, ya ha dado sus primeros resultados. Empresas de los dos gigantes han firmado acuerdos comerciales por valor de 16.000 millones de dólares (unos 12.000 millones de euros), un trato que supera en 4.500 millones de euros lo conseguido por el líder demócrata.
Por su parte, los primeros ministros de estos dos antiguos enemigos se han centrado en dibujar las líneas maestras de los planes macroeconómicos a largo plazo. Su objetivo deja en ridículo los compromisos que arrancó Obama: duplicar el comercio bilateral en un lustro. En 2015 podría alcanzar así la cifra de 76.000 millones de euros.
Claro que, para evitar fricciones, la balanza comercial tendrá que equilibrarse un poco porque, como sucede con el resto del mundo, China cuenta con un superávit que preocupa a la población india. No en vano, las empresas chinas se abastecen de materias primas en el país del sur y las devuelven convertidas en productos manufacturados con un valor muy superior. Pero lo cierto es que, aunque este año India quizá supere a China por primera vez en crecimiento económico, todavía está a años luz de su capacidad tecnológica.
No obstante, la política también ha tenido su lugar en esta visita. El establecimiento de un 'teléfono rojo' entre Delhi y Pekín es buena muestra de que el Himalaya ya no es excusa para no tener una comunicación fluida. De hecho, los ministros de Exteriores de ambos países se reunirán cada año y se formalizará un calendario con periódicas visitas del más alto nivel. Para empezar, Singh visitará Pekín el año que viene.
El objetivo es claro: crear un eje China-India que vaya más allá del concepto económico de complementariedad que representa Chindia. Porque ambas potencias emergentes tienen intereses comunes que pueden llevarles a chocar en aquellos territorios en los que buscan la energía y las materias primas imprescindibles para mantener el actual ritmo de desarrollo. Evitar las fricciones, que ya llevaron a la guerra en 1962, es igualmente vital.
En aquel entonces el detonante del conflicto fueron las fronteras en torno a Tíbet. Ahora, el Himalaya encierra uno de los principales quebraderos de cabeza: el agua. En el techo del mundo nacen gran parte de los ríos indios, y Delhi está preocupado por el monopolio que China tiene en los recursos hídricos. La proliferación de presas al norte de la cordillera supone un peligro para India, que se disputa con el gigante asiático el control sobre la nación que queda entre ambos, Nepal.
Para calmar los ánimos, Wen prometió que «cualquier explotación de los caudales se hará siempre de acuerdo con las recomendaciones científicas». Y aseguró que «China siempre apoyará una India más fuerte y con mayor peso en la esfera internacional. Porque somos amigos, nunca más rivales».