Iniesta fue homenajeado por la afición local. :: EFE
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Otra manita del Barcelona

Los azulgrana firmaron un partido estratosférico ante un Espanyol que se dejó el alma en su fortín de Cornellá

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El Barça completó una sinfonía colosal en Cornellá, otra más en esta temporada. Firmó su octava victoria fuera de casa, tantas como partidos ha disputado, en una demostración de calidad, elegancia, profesionalidad, empuje, voracidad y espíritu de gran campeón. Hizo otro encuentro antológico frente a un Espanyol que lo había ganado todo en su feudo y, seguramente, se hubiera impuesto ante el 80% de equipos del campeonato. Quizá, sólo cometió el error de tirar la línea defensiva cuando ya no tenía fuerzas para presionar. Y eso ante el Barça es un suicidio. En realidad, frente a un equipo así da igual utilizar un sistema u otro. El derbi catalán fue un grandioso espectáculo que dejó el doctorado de Pedro, soberbio en toque, definición, lectura del partido y velocidad, la maestría en la dirección de Xavi, las rupturas de Messi y, sobre todo, la gran ovación que los 'pericos' dispensaron a Iniesta, sustituido por Bojan a tres minutos del final para que le tributaran un homenaje por dedicar al fallecido Dani Jarque el gol que valió un Mundial.

Si a la hora de correr en defensa Messi, Villa o Pedrito son un ejemplo para grabar y mostrar a los chavales, cuando hay que tocar nadie desmerece. Hubo dos jugadas en el derbi que definen a este Barça: un balón sacado por Alves desde el área pequeña, en el que lejos de ponerse nervioso o pegar el lógico patadón formó un rondo con Puyol, Piqué y Busquets, y un intento de sombrero de Piqué en el área de Kameni. Fútbol en estado puro.

El nítido dominio azulgrana se tradujo en el 0-1 la primera vez que Messi conectó con el versátil Pedro, convertido en delantero centro. Vio su desmarque, le metió un balón al hueco y el tinerfeño se fue por velocidad para superar a Kameni con el cuajo de los grandes. Se lamentaron los pericos porque Callejón estaba tirado en el suelo y el Barça no tiró el balón fuera. Y antes de la media hora, Xavi definió con una gran volea, con poco ángulo, un largo ataque en el que los españolistas reclamaron un inexistente 'offside'. Pudieron meterse los blanquiazules en el choque pero Víctor Valdés respondió con una mano extraordinaria a un disparo de Callejón con marchamo de gol. El Barça pudo tocar con más comodidad y más espacios en la segunda mitad, donde Pedro y Messi se gustaron.