El abuelo gaditano de Wikileaks
El Archivo Histórico publica su calendario, dedicado a la vigilancia oficial a los ciudadanosDe la prostitución al biquini, el Carnaval y el juego, todo está en los documentos del Estado controlador
Actualizado: GuardarCon su augusto aire monumental, el Archivo Histórico Provincial, en la calle Cristóbal Colón, parece una jaula de ratones de biblioteca. Un rincón para estudiosos, empollones en silencio que buscan un dato irrelevante para el resto de los mortales. Error. Sus estanterías, sus millones de carpetas están llenas «de vida», anuncia Manuel Ravina. Esa finalidad, la de «difundir», divulgar y atraer es la de su almanaque. La tradición anual del calendario, que ya cumple cinco años, ha estado dedicada en ediciones anteriores a la heráldica o el rastro documental de los edificios históricos de Cádiz. Para 2011, tiene una temática tan morbosa como ilustrativa. Admirador de Michael Focault, Ravina se inspiró en su obra ('Vigilar y Castigar') para buscar el rastro de la «vigilancia», documentos en los que queda constancia de la observación de los presuntos guardianes de la ley de la época sobre los ciudadanos. Los ojos que siempre miraron. Las manos que siempre manejaron, dos siglos antes de Wikileaks o en 1959.
Cada mes tiene un argumento y un escrito real con fecha y firma que lo respalda. Enero está consagrado a la persecución a los libros y las ideas. El documento es una carta de 1839 en la que se da cuenta al cónsul británico de la devolución de 66 ejemplares del Nuevo Testamento, confiscados a un británico, llamado Borrow, «sospechoso» de llegar a España para difundir el protestantismo. Febrero está dedicado al racismo, con una particular comunicación en la que se avisa de que cuatro presos negros se han sublevado en un barco, en 1844, «para dar exterminio a la raza blanca». En mayo, figura una circular del Gobierno de Franco sobre el Carnaval. En 1944. Se recuerda que no deben autorizarse «disfraces, máscaras ni caretas en calles, lugares públicos, cafés, casinos y círculos de todas clases». La prostitución no se salva del gran ojo público. Un mes está consagrado a la prohibición de las casas de citas, legales hasta 1956. La administración tiene y pide listados con nombres, apellidos, edad, nacimiento y padres de las meretrices. La posible irrupción del bikini, en 1958, también se advierte en otro documento, de vigilancia: «Las mujeres deben vestir pieza única con faldillas». Y la primera constancia de contrabando en barquitas que se acercaban a los grandes buques en alta mar. Y una espía, rusa, claro. Y alguien que se autodenuncia por recibir sin querer periódicos 'rojos'. Y un bar de Grazalema en el que se jugaba al 'julepe' con dinero. Un 'escándalo' detrás de otro. Hasta doce. Siempre hubo filtraciones.