La digestión de un año de reveses
Actualizado: GuardarEl cable tendido por Rubalcaba a Andalucía con la ayuda de Blanco ha levantado algo el ánimo a Griñán, desazonado en las últimas semanas probablemente a tenor de ese anunciado sondeo, en el que parece ser que lo peor no es la diferencia en intención de voto, sino la ventaja del PP en las cuestiones comparativas. Aquellas en las que se pregunta: ¿quién cree que gestionaría mejor la economía, la salud, la educación...». Hasta ahora el PSOE siempre se ha basado en esta letra pequeña de las encuestas para confiar en sostener su hegemonía en Andalucía.
El mejor termómetro para medir la desazón de Griñán son sus discursos, en los que él interviene personalmente. Los del presidente suelen estar salpicados de reflexiones político-filosóficas, a veces difíciles de entender. Un estilo que él defiende con ahínco pese a los consejos de su equipo para que dé mensajes más simples, más fáciles de llevar a titulares.
En sus intervenciones de esta semana Griñán ha intentado ajustarse al guión de los colaboradores. Incluso apenas ha hecho uso de la primera persona del singular, cuyo abuso a veces le ha brindado a Javier Arenas la excusa para tildarlo de soberbio. Esa docilidad de Griñán con sus asesores es lo que me hace barruntar su tristeza de domingo ante un lunes en el que digerir el último revés del año. Una encuesta que constata que el PSOE sigue sin encontrar la fórmula con la que remontar ante la opinión pública.