Rebajan la pena de prisión a un violador confeso de dieciséis a cuatro años y medio
El acuerdo entre la defensa y la fiscal sorprendió e indignó a la familia de la víctima, que esperaba una condena ejemplar
CÁDIZ. Actualizado: Guardar«¿Cómo, sólo cuatro años y medio? ¡Nos dijeron que pedirían la pena máxima!» Los familiares de una joven de 26 años que fue víctima de una violación en El Puerto en 2004, no daban crédito ayer a lo que habían oído en el juicio contra el violador que se celebró en la Audiencia Provincial: el acusado -Eduardo Vázquez Romero, de 37 años- era condenado a cuatro años y medio de prisión sin necesidad de celebrar la vista oral, a pesar de que la Fiscalía tenía previsto pedir 16 años de cárcel para el hombre -ocho por cada uno de los dos delitos de agresión sexual que le imputaban-.
Antes del juicio, el abogado defensor y la Fiscalía habían llegado a un acuerdo de conformidad, por el que Eduardo Vázquez reconocería los hechos y renunciaría a recurrir la sentencia, y la fiscal cambiaría su calificación para que en lugar de dos delitos de violación acusara a Vázquez de uno. Además se aceptaría un atenuante de «dilaciones indebidas» por haber tardado seis años en celebrar el juicio desde que se cometieron los hechos, lo que reducía sustancialmente la pena.
El caso se reabrió en 2009
Los hechos tuvieron lugar en 2004, en el entorno del estadio José del Cuvillo de El Puerto, cuando el condenado abordó a la víctima tirándola de la moto en la que circulaba y la violó. El caso se investigó durante dos años sin éxito, hasta que finalmente fue archivado en 2006 por falta de pruebas. Sin embargo, en 2009 las nuevas técnicas de análisis de ADN permitieron identificar a Eduardo Vázquez como el autor de la violación, al coincidir sus genes con los rastros biológicos recogidos. El condenado fue entonces enviado a prisión y en menos de un año y medio ha sido juzgado.
La familia de la perjudicada no se ha personado en la causa como acusación particular, por lo que no ha podido presentar una alternativa al acuerdo, del que se enteró cuando el tribunal se lo comunicaba al condenado en el juicio. La reacción fue de sorpresa e indignación.
La víctima ha sufrido un trastorno de estrés postraumático crónico. De hecho, ayer, cuando se cruzó con el acusado en los pasillos de la Audiencia se derrumbó y estalló en gritos de insultos contra él. «¡Te voy a esperar fuera!», le advirtió. Todavía no sabía que sólo tendría que aguardar cuatro años y medio.