El médico desvela que Morente tenía cáncer tras las denuncias de la familia

Las causas y circunstancias exactas que rodearon el inesperado fallecimiento, con 67 años, de Enrique Morente en la clínica La Luz siguen sin aclararse dos días después del óbito del genial cantaor. Por un lado, la familia confirmó ayer la interposición de dos denuncias contra el equipo médico que intervino al artista «de una úlcera» por presunta de «negligencia médica», mientras que los galenos señalados decidieron romper su silencio y desvelaron las verdaderas dolencias que habían conducido a Morente al quirófano.

En un intento de poner fin a las elucubraciones, «informaciones erróneas» y distintas versiones facilitadas por la familia, los facultativos precisaron en un comunicado que el cantaor flamenco padecía un cáncer de esófago de 4,5 centímetros de diámetro con metástasis linfática, y no una úlcera, como aseguraron algunos allegados. El equipo médico matizó que el artista falleció a consecuencia de las complicaciones surgidas a raíz de la operación a la que fue sometido el sábado 4 de diciembre y que ya al día siguiente se encontraba en estado de 'muerte cerebral'. Dos días después de esa primera intervención, el cantaor fue nuevamente conducido al quirófano, pero los médicos no pudieron reanimarle. Así que le trasladaron a la UCI, donde finalmente murió.

Este aséptico relato contrasta con la versión hecha pública ayer por la familia a través de un comunicado de la Sociedad General de Autores (SGAE). En esa declaración aseguran que no supieron hasta el pasado domingo, es decir, una semana después, que Morente estaba en coma profundo como consecuencia de la operación de «úlcera» a la que había sido sometido. El único punto en el que coinciden ambas versiones es que la familia había dado orden a la clínica de que no hicieran público el estado de salud del paciente.

El equipo que atendió al maestro granadino estuvo encabezado por el doctor Enrique Moreno, una eminencia en enfermedades gastrointestinales y premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1999. Moreno estuvo arropado por cirujanos, anestesistas, intensivistas, patólogos y neurólogos, quienes trasmitieron sus condolencias a la familia. En este enredo, y a tenor de los hechos, algo parece cierto: una de las dos partes no dice toda la verdad, o no ha sabido explicarla.

Ahora será el forense que ayer practicó la autopsia al cuerpo el encargado de aclarar las causas de la muerte y pronunciarse sobre la supuesta 'negligencia médica'. De confirmarse este extremo, se iniciaría un procedimiento judicial.