El recurso sueco aplaza la salida de Assange
Un juez británico retrasa 48 horas la liberación del fundador de Wikileaks hasta estudiar la demanda y se reúna la fianza de 280.000 euros
LONDRES. Actualizado: GuardarJulian Assange, fundador de Wikileaks, permanecerá al menos dos días más en la cárcel británica de Wandsworth a la espera de que se estudie un recurso de la Fiscalía a la decisión ayer de un magistrado de concederle la libertad provisional, mientras se ve la demanda de extradición por parte de Suecia para que colabore con la justicia del país escandinavo en la investigación de dos posibles delitos sexuales.
El juez Howard Riddle, que dictó la pasada semana el encarcelamiento provisional del 'hacker' australiano ante la posibilidad de que huyera para no responder a la euroorden, decretó ayer su puesta en libertad bajo fianza porque las circunstancias habían cambiado. Pero las autoridades suecas instruyeron al Servicio de Fiscalía de la Corona que recurra la decisión del magistrado, que decidió que Assange permanezca en prisión a la espera de que el Tribunal de Apelación estudie el recurso en las próximas 48 horas.
El juez apreció dos cambios importantes con respecto a la situación de hace siete días. En primer lugar, porque en el momento de su detención la Justicia británica no pudo confirmar cómo había entrado el fundador de Wikileaks en Reino Unido. La idea de que el perseguido, con un estilo nómada de vida, lo hubiera hecho de modo subrepticio ya no se sostiene. Llegó de Suiza y presentó su pasaporte. El cambio fundamental es que ahora existe una «dirección verificable» para el cumplimiento de las condiciones de su fianza, la mansión Ellingham Hall, en Norfolk. Y el propietario de la casa compareció ante el juez para afirmar que podía residir en su casa, donde él, su mujer y sus cuatro hijos, más sus sirvientes, advertirán si incumple las condiciones y le denunciarían, aunque está convencido de que no será necesario.
Waughan Smith parece el más improbable anfitrión del fundador de Wikileaks. Sentado ayer en el banco de los ujieres de la corte, porque la presencia de famosos como Bianca Jagger en los escaños de la defensa le había dejado sin sitio, el excapitán del Ejército británico compone una estampa singular. Llevaba el cabello rubio alisado que retrocede de su frente, un traje caro, una camisa propia de los bancarios de la City financiera, corbata en oro, pañuelo de seda blanca en la chaqueta y el anillo de sello en el dedo meñique suyo origen se remonta a Egipto, que papas y cardenales de la Edad Media utilizaban para sellar sus edictos y que se extendió más tarde a la realeza y a sus imitadores.
Sala abarrotada
El caso se vio en una sala abarrotada. En la galería del público se sentaba la madre de Assange, Chirstine, que intentó captar la atención de su hijo, sin conseguirlo. Fue ella, con un aire juvenil y estampa de 'hippy' quien le crió en una vida itinerante y culta y quien le regaló el primer ordenador que le abrió las puertas de una vocación insistente.
Assange, vestido con traje azul marino, camisa blanca y sin corbata, siguió el devenir de la vista con mayor intensidad aparente que hace una semana. Y sonrió cuando el juez Riddle señaló que el cambio de circunstancias le llevaba a decretar la libertad bajo fianza, sometida a restricciones de movimientos. Los abogados del creador de Wikileaks estaban ayer intentando reunir los 280.000 euros de fianza.