VALIENTES
CRÍTICA TEATRAL Actualizado: GuardarPara hablar de Teatro se han usado infinidad de metáforas; la más conocida sin duda es la del Teatro como espejo o laboratorio de la vida. Partiendo de esta premisa, Pirandello confecciona en su famoso texto 'Seis personajes en busca de autor', un universo particular en el que cuestiona vida y realidad, dando la vuelta a la perspectiva del público para abrirle interrogantes sobre si lo que vivimos es o no parte de una ficción. Abandonados por su autor, cuatro personajes defienden y exigen su derecho a ser escuchados irrumpiendo en una representación en curso a la cuál no pertenecen y en la que originalmente participa una pareja de jóvenes intérpretes. De esta manera, actores de la supuesta representación real, y personajes de la presunta ficción inconclusa, libran una batalla encarnizada, feroz y violenta por captar la atención del espectador.
El equipo hace una relectura del clásico de Pirandello y lo potencia y redimensiona para poner también en tela de juicio nuestra percepción de la Vida y Realidad. El experimento es interesante en todas sus partes y arroja reflexiones profundas sobre el tema en cuestión. Se trata de una propuesta valiente, bien estudiada e inteligente que se atreve a mezclar con finura esos dos terrenos indisolubles de la Vida y el Teatro. La fórmula de subir espectadores al escenario, y pasear actores por el patio de butacas que ha sido utilizada infinidad de veces sin necesidad alguna, aquí, cobra un sentido revelador y acusa mayor acción dramática al espectáculo. Todo en la puesta en escena es útil: la iluminación, el vestuario y el atrezzo no pecan en ningún momento de exceso y generan claroscuros necesarios para la representación; el sutil, inquietante y casi imperceptible espacio sonoro, apoya estupendamente la idea de encontrarnos en esa frágil frontera en la que está basada la obra. Pero sin lugar a dudas, lo más relevante estriba en las interpretaciones, en el que los silencios, las miradas, la respiración, las pausas, las reacciones, las emociones y las voces suenan desde una profunda verdad. Aunque sin desmerecer el trabajo del resto, cabe destacar la presencia de Bárbara Lennie y Raúl Prieto con momentos brillantes y de una intensidad pocas veces vista.
Dosis de sarcasmo, discurso y tragedia para una obra que remueve conciencias, trastoca sentimientos y sacude almas. Gracias a la compañía por su apuesta arriesgada y al Muñoz Seca por permitirnos gozar de este tipo de experimentos.