El Consistorio mete un gol a Gibalbín
La barriada rural cumple tres años esperando las porterías y canastas para su polideportivo; La instalación deportiva que inauguraron en el año 2007 continúa, desde entonces, al aguardo de la llegada del equipamiento básico
JEREZ. Actualizado: GuardarEl colegio público de Gibalbín esconde, a sus espaldas, lo que fue inaugurado en el año 2007 como el polideportivo de una barriada rural a la que jamás llegaron, más tarde, las porterías ni las canastas de baloncesto que habrían de completar esa dotación para hacerla verdaderamente útil para los usuarios.
La queja de la federación vecinal Unión Rural se reviste con trazas de desesperación al verificar cómo, tres años después, se mantienen las limitaciones para la práctica deportiva que motivaron entonces la petición de este espacio destinado, especialmente, a los más jóvenes de este núcleo tan aislado del término municipal jerezano.
La actuación realizada en su día amplió el espacio del centro educativo ganando, al olivar trasero y demás tierra de esa zona rural, los metros cuadrados que fueron considerados suficientes para allanar un terreno deportivo. Fue cubierto de cemento, cercado con una valla e, incluso, pintado con las líneas delimitadoras del espacio deportivo. Hasta ahí llegó el esfuerzo.
Sin canchas
Pero, tres años después, se sigue aguardando el equipamiento necesario para marcar los goles y anotar las canastas que hagan pasar al pretendido polideportivo de mera zona de esparcimiento, en un alarde de benevolencia, a lo que realmente se buscaba, verdaderas canchas para fútbol-sala, baloncesto o cualquier otra disciplina al alcance.
Asentada a la falda de la Sierra de Gibalbín, en medio de casi la nada, el más de medio millar de vecinos de la barriada rural se encuentran lo suficientemente apartados de casi todo como para echar más en falta aún un equipamiento de esta naturaleza que en otros lugares del término municipal.
Los dos kilómetros a lo largo de los que -en fila y con aire de escasa vertebración- se esparce su caserío evidencian que se trata de un lugar en el que las opciones para la gente joven son algo peor que escasas. Así, las oportunidades de ocio se recortan incluso en lo más básico, el puro ejercicio deportivo sin alharacas.
A Arcos o El Cuervo
Como quiera que son 30 los kilómetros que los separan de Jerez, la búsqueda de instalaciones alternativas a ésas que siguen faltando en Gibalbín, pese a la inauguración que tuviera lugar en el año 2007, los terminan llevando a poblaciones relativamente cercanas como Arcos de la Frontera -a 15 kilómetros de distancia por una carretera comarcal en regular estado- o a El Cuervo de Sevilla -transitando por los casi 17 kilómetros que, junto a la Sierra de Gibalbín, les separan de esta otra oportunidad de tener porterías a las que marcar goles-. Demasiada mala carretera para establecer la deseable regularidad.
Una visita reciente de Ana Rosa Pérez, presidenta de la federación vecinal Unión Rural, la puso días atrás en contacto con un problema ante el que, como señala, «hacen oídos sordos tanto el delegado de Alcaldía, Juan Palma, y la delegada del Medio Rural, María del Carmen Martínez».
Su preocupación le lleva a relacionar esta situación con otros problemas que sufre Gibalbín: «Los jóvenes terminan yéndose a buscar casa a Arcos o El Cuervo ya que, en muchos casos, ni siquiera les dejan construir en terreno que tienen sus padres», asegura subrayando el grave problema de la vivienda como otra de las razones que mueven al despoblamiento.