«Todo esto ha sido un suicidio para nosotros»
Un controlador anónimo reconoce el grave error del colectivo y asegura que el plante masivo no estaba preparado
MADRID. Actualizado: GuardarNo tiene problema en hablar y relatar su experiencia. Alberto (nombre ficticio) es controlador aéreo en Canarias, y deja claro que la espantada generalizada que protagonizó el colectivo el pasado viernes ha sido la puntilla para ellos. La peor de las salidas posibles a una crisis gestada durante meses, y en la que, asegura, todos tienen su parte de culpa. No hubo, dice, convocatorias ni llamamientos a la deserción. Fue algo espontáneo, aunque -reconoce- nadie se lo crea. Explica que hay mucho miedo entre los vigilantes del aire, que han perdido en apenas veinte horas su pátina de 'admirados-envidiados' para convertirse en los más odiados del país. Alaba la actitud de los militares en las torres de control y, en un gesto de sinceridad, afirma que el Gobierno ha sabido llevar el agua a su molino para dejar a los controladores en la peor situación posible.
-¿Qué pasó el viernes? ¿Hubo un llamamiento a la rebeldía de la cúpula del sindicato USCA?
-No fue algo preparado. Fue como una pelea callejera en la que se calentó el ambiente poco a poco y, al final, saltó por los aires. Estábamos reunidos en asambleas desde las ocho de la mañana, y la situación se empezó a complicar con el nuevo real decreto, quizá fue un error. Si hubiéramos sabido lo que iba a pasar, si se pudiera dar marcha atrás, muchos compañeros no lo hubieran hecho.
-Pero es muy difícil de creer que, de golpe, más de 400 controladores se levantaran a la misma hora y se declararan enfermos o no aptos para trabajar...
-Ya sé que la gente no se lo cree. Fue un contagio. Algunos se levantaron, otros les siguieron, y la corriente pasó de un centro de trabajo a otro. El 90% de la población hubiera hecho lo mismo si hubiera sufrido la presión que hemos sufrido nosotros; los derechos no tienen precio, y no porque me paguen bien voy a tener menos derechos que los demás. Desde hace meses, se han disparado las frecuencias (el número de aviones a controlar) y se están viendo verdaderas aberraciones.
-¿Son conscientes de lo que han hecho?
-Nos hemos venido abajo al ser conscientes de que lo hemos hecho muy mal. Hemos caído en una trampa. A ellos (el Gobierno) les ha salido una jugada perfecta. Además, es difícil convencer a la opinión pública de que no pedimos más dinero porque todo el mundo se queda con el dato de nuestros salarios. Esto ha sido un suicidio para nosotros. Nos han puesto un capote y hemos entrado hasta al fondo. Lo hemos hecho fatal y hemos perdido la oportunidad de protestar contra el decreto del viernes.
-¿Entonces, lo ha hecho bien Fomento o el Gobierno?
-Nos han usado. El mismo viernes se eliminaron los 426 euros a los parados sin prestación y nadie habla de eso. Como político (en referencia a José Blanco) lo ha hecho de diez.
-¿Qué dice su familia?
-Me apoyan, aunque me preguntan si no había otra manera de protestar, una huelga legal o así. Otra idea que se manejaba, y que sigue ahí, es una renuncia general, pero no es fácil porque la gente tiene hipotecas y necesidades.
-¿Y la gente de la calle?
-Yo no he tenido conflictos, aunque algunos compañeros sí han tenido problemas con sus hijos. No de que les peguen en el colegio, pero sí una presión cada vez mayor. Creo que a más de uno le han pinchado las ruedas de su coche.
-¿Cómo se pasa de ser alguien envidiado a, sencillamente, el más odiado?
-Muy mal. Casi no puedes salir a la calle y, por supuesto, ya no puedes decir a qué te dedicas. Antes te decían «qué suerte» y ahora.
-¿Cómo es la relación con los militares?
-Muy buena. El trabajo se está haciendo bien, y la relación es muy buena. Los mandos nos dejan trabajar y nos dicen que nosotros somos los que sabemos. No hay problema.
-Ahora, el calvario de los tribunales.
-Hay gente muy preocupada. Mis amigos me dicen que la consigna es no declarar mientras se trata de recurrir el decreto y la militarización. La verdad, después de que varios constitucionalistas nos dijeran que ya el primer decreto del 5 de febrero era recurrible y luego los tribunales le dieran la razón al Gobierno, ya no sé si fiarme de la Justicia.
-¿Tienen claro que ya nada será como antes?
-Vale que vivíamos como curas, pero hemos cedido mucho en los últimos tiempos, y la propuesta de convenio que maneja la empresa es casi de contrato de obra.