La Academia Sueca habla español
El escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa recibió de manos del rey Gustavo de Suecia el Premio Nobel de Literatura
Actualizado: GuardarEran las cinco y media de la tarde. Los 1.400 invitados de la Sala de Conciertos de Estocolmo centraron sus miradas en el autor de 'El sueño del celta'. «¡Estimado Mario Vargas Llosa! Usted ha encapsulado la historia de la sociedad del siglo XX en una burbuja de imaginación. Ésta se ha mantenido flotando en el aire durante 50 años y todavía reluce. La Academia Sueca le felicita. Acérquese y reciba el premio Nobel de Literatura de este año de la mano de su majestad el rey de Suecia», anunció en español el escritor y presidente del Comité Nobel Per Wastberg. Con el semblante serio y el gesto contenido, el autor hispano-peruano, de 74 años, se incorporó de su butaca y anduvo unos metros para recoger de manos reales la medalla de oro (reproduce el perfil de Alfred Nobel) y el diploma que le acreditan como ganador del Premio Nobel de Literatura 2010. También recibió la confirmación por escrito de que en su cuenta corriente han sido depositados diez millones de coronas suecas (alrededor de un millón de euros).
Vestido como obliga el estricto protocolo -frac de color negro, camisa blanca y pajarita del mismo color-, Vargas Llosa agradeció con sendas reverencias los aplausos de un público que abarrotaba el Konserthuset. Entre él se encontraban su esposa Patricia (vestida en tonos turquesa por el diseñador dominicano Oscar de la Renta) y sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana. También acompañaron al escritor representantes del Gobierno peruano, además de amigos y familiares.
«Un luchador»
«Vargas Llosa es un luchador contra las injusticias de su tiempo», dijo Wastberg. «En sus primeras obras, como 'La ciudad y los perros', renovó la novela; ahora se ha convertido en un poeta épico de estatura no solo latinoamericana sino universal». En la misma fila del autor de 'La fiesta del Chivo' se situaron el resto de galardonados: los premios Nobel de Física, Química y Economía. El de Medicina, Robert Edwards, no pudo asistir por graves problemas de salud.
Wastberg resaltó el compromiso del escritor hispano-peruano con los más débiles, su rebelde inconformismo y su defensa de la libertad de expresión. «No se puede oprimir a un pueblo que lee mucho», subrayó el escritor sueco haciendo suya esta sentencia del Nobel. Después recordó -como también lo hizo Vargas Llosa en su discurso de aceptación- que el desacato ante un padre autoritario le llevó a refugiarse en la literatura y en el mundo de la imaginación.
Múltiples registros
«De la provincial ciudad de Arequipa, en Perú, emergió un ciudadano del mundo, un marxista que por los abusos de Fidel Castro se transformó en un liberal, un candidato perdedor en las elecciones presidenciales de Perú que figura ahora en las estampillas del correo de su país», relató Wastberg, quien alabó los múltiples registros del galardonado: poeta épico, historiador, ensayista, columnista, un escritor que «abarca todos los temas, desde el fútbol al miedo de volar». Tampoco olvidó el académico sueco las obras más ligeras y divertidas de Vargas Llosa, aquellas en las que «juega con el amor, la ausencia de amor, la pasión y el erotismo». «No hay arte sin una cierta locura», subrayó Wastberg, quien elogió el talento del hispano-peruano para unir la tradición narrativa de Balzac y Tolstoi con los experimentos modernistas de William Faulkner.
«Vargas Llosa usa la ficción para penetrar las facetas del poder y explorar las obsesiones de los explotadores», añadió Wastberg. «En América Latina, los escritores deben asumir el deber moral de no colaborar con la injusticia y deben luchar por los derechos humanos; Vargas Llosa cree en la fuerza de la literatura para combatir el prejuicio, el racismo y el nacionalismo intolerante».
Acabada la ceremonia, el rostro de Vargas Llosa se relajó. Si al principio estaba rígido, al final se le vio radiante. No escatimó la mejor de sus sonrisas a todo aquel que se le acercaba. Hacía diez años que el Nobel de Literatura no hablaba en español. El último en recogerlo fue Octavio Paz.