Somos los que más
Actualizado: GuardarAhora toca decirnos que somos los que más nos drogamos, España es el país más consumidor de cocaína, los que más bebemos; nuestros jóvenes se emborrachan de forma rápida. Los que más suspendemos; matemáticas, compresión lectora. Los que más repiten curso, los que más.
Mire sobre las drogas (cocaína y alcohol) qué escribir que no se sepa. Conocemos, conocen el daño que causan y adonde nos conducen, de lógica sería abandonar esos comportamientos. No probar por si acabas enganchándote, o si, llegada la natural curiosidad adolescente, una vez tanteado; rechazarlo. Pero claro no todo es tan sencillo. Si bien nunca antes se ha manejado más información e imágenes al respeto, cómo hacer que disminuya o que nuestros chicos/as no se metan en esos líos y optar a otras alternativas? Para algunos, ya se ve que es difícil y que las charlas, a veces brasa para ellos, o apelar al sentido común no es suficiente.
Luego viene el de la pesada carga del informe PISA y el problema en la Educación española. Y si comparamos entre nosotros mismos, olvidándonos de Finlandia o Corea del Sur, es nuestra querida Andalucía la que se encuentra a la cola del tren de la educación. ¿Qué hacer para subir a los primeros vagones? ¿Qué Sistema educativo implantar?. Busquemos soluciones pero también responsabilidades. Aquí entramos todos: Administración, familias, maestros y alumnos-as. No todo el problema descansa en que el escolar no sabe, no contesta, que también. Si bien, la enseñanza curricular con la que trabajan los docentes tiene un escaso margen de maniobra, no les da tiempo, según comentario de algún profesor, para otras competencias básicas dentro de las aulas. Estoy de acuerdo con la pedagoga Concha Flores, que junto a otros autores, defiende a través de sus libros, "La 8 Competencias básicas", un sistema menos academicista y tradicional, por otro en el que se promueva la autonomía y la iniciativa personal, que estimule la curiosidad por aprender, investigar, conocer. Que comprendan y produzcan mensajes orales y escritos, reforzando el pensamiento lógico. Hacer, pues, del alumno personas competentes y capaces de afrontar, con éxito, las situaciones que se presenten en su vida. Entre todos debemos contribuir que el alumno vea en su maestro, ¡que palabra tan bonita!, su aliado y nunca un adversario. Un horizonte, en fin, lleno de retos. Para finalizar, solo me queda desearnos mucha suerte.