Lenguaje ecofeminista
Actualizado: GuardarNuestro idioma es un idioma vivo y es el reflejo de lo que se habla en la calle. Por mucho que las instituciones públicas quieran modificar nuestra forma de hablar, todos sus esfuerzos se disuelven como un azucarillo en ese mar que es el lenguaje. Por eso, las jornadas celebradas en Sevilla el pasado 27 de noviembre de ecofeminismo, donde se repartió la «Guía sobre comunicación socioambiental con perspectiva de género» es un despilfarro en estos tiempos donde la Administración debe centrarse en fomentar la riqueza en su lucha contra el paro y no en efectuar más gastos que incrementan el déficit. Este libro, a pesar de haber utilizado papel reciclado, ha costado 18.000 euros al erario público y ha sido publicado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. La guía pretende combatir los términos sexistas eliminando el uso de palabras como niños, andaluces o futbolistas, sustituyéndolas por infancia, pueblo andaluz o los que juegan al fútbol, entre otras pamplinas. Lo que demuestra, aparte de que sobran muchas personas en esa Consejería, es el alejamiento cada vez mayor entre la Administración y sus administrados.
Además, partiendo de que realmente existe un lenguaje sexista, la guía no recoge esos términos verdaderamente discriminatorios. Muchas palabras de origen machista pasan inadvertidas. Así, histeria, que nadie la cuestiona, procede del griego hyster, útero, pues se creía que era una enfermedad propia sólo de mujeres. O la relación de lo bueno con la sexualidad masculina (cojonudo) y lo malo y aburrido con la sexualidad femenina (coñazo). O la connotación posesiva de decir mi mujer, en vez de utilizar de forma natural mi esposa.
Pero a los ciudadanos lo que les importa es que la Consejería de Medio Ambiente se centre en resolver asuntos de importancia como son evitar o prevenir desastres medioambientales o actuar con mayor diligencia en sus informes de estudios de impacto ambiental, pues cualquier retraso, aunque sea de un día, genera costes adicionales para las empresas que están dispuestas a invertir y crear puestos de trabajo. Agilizando la burocracia, con estudios serios, eficientes y científicos se crea empleo. Dedicarse a guías sin ningún valor científico, que debían ser confeccionadas por estudiosos del lenguaje, y no meros aficionados, es una insensatez.