Un proyecto frenado por la falta de inversiones públicas

Florentino y Antonio bajan del autobús que les ha llevado al control rutinario en el Centro de Inserción Social de Jerez. El primero ya tiene la condicional, por buen comportamiento. Y el segundo también está en el camino. Ambos trabajan en los talleres del Nuevo Madrugador, el centro de inserción social que el Ministerio de Interior ha puesto como ejemplo a nivel nacional con la concesión de la Medalla de Plata de Instituciones Penitenciarias. Pero más allá de la satisfacción para el colectivo 'Construyendo futuro', que gestiona el ente, la realidad que se desayunan sus voluntarios es la escasez de recursos económicos para seguir adelante con su labor. «Lo hacemos de milagro, con muy pocas subvenciones públicas y muy pocas cuotas de socios». Ricardo Olivera, presidente de la fundación, asegura que no es fácil convencer a la sociedad de que apoye una causa de este tipo. De las herramientas que sí dispone el Nuevo Madrugador, son de los cursos de formación profesional homologados por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Los internos y los reclusos que acuden en horario diurno aprenden los oficios de albañilería, carpintería, hostelería, pintura y jardinería. La construcción de un nuevo pabellón, para ampliar el cupo de residentes, es otro de los caballos de batalla. En verano, el centro también acoge visitas de grupos y campamentos, que supone otra mínima fuente de ingresos.