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El Gobierno pide lealtad al PP, que rebaja el tono de sus críticas
Bono defiende a Zapatero y dice que solo es responsable de «haber metido en vereda» a un grupo de «chantajistas»
MADRID. Actualizado: GuardarAlfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco reclamaron ayer a la oposición lealtad y apoyo a las medidas excepcionales del Gobierno para terminar con la huelga salvaje de los controladores aéreos y evitar el caos que tenía atrapados a varios cientos de miles de ciudadanos. El mensaje, al que se sumó de lleno José Bono, fue que el Ejecutivo hizo lo que tenía que hacer: el colectivo de técnicos pretendió echarle un pulso al Estado y el Gobierno respondió con todas las armas legales a su alcance para doblarles el brazo. El PP, por boca de la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, mantuvo su petición de explicaciones al Ejecutivo, pero rebajó de forma notable el tono de las críticas del día anterior, dio su total apoyo al decreto de estado de alarma y de su discurso desaparecieron la culpabilidad por el caos a José Luis Rodríguez Zapatero y la exigencia de responsabilidades políticas.
Gobierno, PSOE y PP comenzaron ya ayer a preparar el terreno en el que discurrirá el próximo jueves la comparecencia en el pleno del Congreso del presidente del Gobierno, para explicar y debatir con los distintos grupos las razones que le obligaron a dictar, por primera vez en democracia, el estado de alarma.
El vicepresidente, el ministro de Fomento y el presidente del Congreso defendieron cada medida adoptada por el gabinete, porque «quien le echa un pulso al Estado, pierde», aclaró Rubalcaba en Onda Cero. «Un grupo de chantajistas no puede doblarle el brazo a los españoles», comentó en la Ser Bono, quien cree que el Ejecutivo «ha tomado la decisión que tenía que tomar» y que lo hizo «con escrupuloso acierto y con gran acogimiento al ordenamiento constitucional». «El Gobierno no tiene ninguna culpa de la crisis; quienes han querido echar un pulso han recibido una respuesta serena, firme y contundente», concluyó José Blanco.
Cierre de filas
Los tres reclamaron a la oposición un cierre de filas con el Gobierno, pero no perdieron la oportunidad de criticar la, en palabras de Rubalcaba, «inoportuna comparecía» del sábado del portavoz del PP, Esteban González Pons, que culpó a Zapatero del caos. Blanco señaló que a Mariano Rajoy sólo le escuchó muchas críticas -«y nada sobre lo que había que hacer»- y añadió que «nos gustaría tener un apoyo decidido del PP, pero yo, como Gobierno, no lo he sentido». Bono, que confía en que Zapatero recibirá el apoyo del hemiciclo, salió en defensa de las decisiones del presidente, de quien dijo que «si de algo es responsable es de haber metido en vereda a unos chantajistas». Mostró su esperanza en que nadie ataque a Zapatero «en defensa de sus intereses» y con la única intención de «sacar peces en río revuelto». Un deseo muy similar al del portavoz parlamentario socialista, José Antonio Alonso, que instó al PP a evitar «una política a corto plazo y electoralista».
El tono de Sáenz de Santamaría no se pareció ayer lo más mínimo al de González Pons. «El PP apoyará al Gobierno en cuantas medidas sean necesarias para recuperar el tráfico aéreo, los sectores hostelero y turístico, la imagen de España y el bienestar de los ciudadanos», comentó, al tiempo que señalaba a los controladores como los responsables «directos» del caos y animaba al Ejecutivo a depurar todas las responsabilidades «penales, administrativas y laborales». No obstante, también dejó claro que reclamará a Zapatero que explique «qué es lo que ha pasado estos dos últimos días y en estos dos últimos años» en sus negociaciones con los controladores, para ver si ha hecho todo lo posible para evitar el conflicto.
Intentó disipar las opiniones que ven al PP tibio con el órdago de los controladores y rechazó cualquier connivencia. Reconoció que senadores populares comieron en noviembre con controladores, pero señaló que fue una reunión informativa como la que mantuvieron con otros partidos. Dirigentes socialistas alimentaron ayer la insinuación de que huelguistas y populares están conchabados, lo que motivó que los senadores del PP vayan a vetar al secretario de Estado Gaspar Zarrías, quien lanzó la primera piedra, y que el diputado Rafael Hernando haya reclamado la dimisión del ministro Blanco por esta acusación.