Ahora mandan ellas
Empezaron a ser más numerosas en las universidades y hoy desempeñan más cargos de dirección que antesLas mujeres se cuelan en la estadística y ya ocupan dos de cada diez puestos directivos en Cádiz
Actualizado: Guardar¿Empiezan a salirle grietas al techo de cristal? Las mujeres entran en la estadística de aquellos que ocupan puestos de dirección o se encuentran al frente de alguna empresa. Hasta ahora su representación era mínima, pero ya suman casi un millón y medio en toda España, según las cifras del Ministerio de Sanidad e Igualdad extraídas del INE. Por lo general, la proporción equivale a dos de cada diez y no se aprecian apenas cambios por territorios.
La principal conquista fueron las universidades. Sólo en la UCA se matricularon el curso 10.700 chicas, unas 1.500 más que los varones. No es necesario recurrir a informes ni balances para comprobar que ya no hay carreras exclusivas de hombres, más bien todo lo contrario. Titulaciones como Enfermería o Magisterio son eminentemente femeninas, sin embargo, las mujeres empiezan a atreverse con las ingenierías y las carreras duras de ciencias. Luego llegó la exigencia de la igualdad que recoge la ley, pero que no se ve en la práctica.
«No sólo tenemos que ser buenas, hay que parecerlo», lamentan muchas de las que han conseguido escalar puestos a base de esfuerzo. Un trabajo doble cuando llegan a casa, donde les esperan las responsabilidades domésticas. También en el hogar la balanza se inclina hacia el mismo lado.
La asociaciones que luchan por la paridad laboral buscan ejemplo en Suecia, el país en el que los hombres saben manejar con soltura cochecitos de bebé y las mujeres llegan incluso a obispos, pero la sociedad gaditana queda muy lejos de ese modelo. La mayor parte del tejido empresarial está formado por pymes, muchas de ellas de carácter familiar y fundadas por varones. El sector de la industria y la construcción, los de mayor peso, son también los menos aperturistas y cuesta hacerse un hueco. Pero en todos ellos empiezan a aparecer directivas, que tienen al personal a su cargo y toman decisiones. Para ello han tenido que demostrar una buena formación y disponibilidad. Muchas de ellas arriesgan la vida familiar por no dañar la carrera profesional. Un alto precio a pagar mientras que la conciliación siga siendo un deseo utópico.
La presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cádiz, Nuria Sánchez Perdigones, suele repetir en sus intervenciones cómo funciona la gestión femenina. Los proyectos dirigidos por mujeres «aguantan mejor a la crisis, porque ellas son más intuitivas y, sobre todo, más constantes», explica.
Las dificultades para crecer dentro de una empresa las llevan a buscar salidas en el autoempleo, que permite la flexibilidad y, solo en la provincia, tres emprendedoras se dan de alta como autónomas por cada diez. Los mejores ejemplos están en los despachos como Bibiana Gago, que se encuentra al frente de la consultora Plan 3; Ana de Villote, responsable de la constructora Vedemar y Rosa Weber, que se hace hueco en el mercado de las comunicaciones con su empresa Integra Voz y Datos. Todas con sede en El Puerto, llevan a cabo un nuevo modelo de gestión.
Bibiana Gago
Directora general de Plan 3
«La innovación es la única llave para salir de la crisis»
Su apuesta por la tecnología fue mucho antes de que todas las fórmulas tradicionales de negocio estallaran con la crisis. Ahora está convencida de que sin la innovación no hay salida y sabe ver en cada buena idea una oportunidad. A eso mismo ha dedicado su carrera: capta y asesora a los emprendedores que pueden aportar algo al mercado. Como directora general de la consultora Plan 3, acompaña hasta el final del proceso a jóvenes empresas hasta que echan a andar solas. «El mundo de la tecnología está muy masculinizado, pero eso no debe ser un impedimento para nadie», explica Bibiana.
También ofrecen soluciones informáticas para optimizar los recursos de cada empresa. «Plan 3 ha desarrollado un software que permite organizar los flujos de trabajo para hacerlos más eficientes y reconocer perfiles entre los empleados». Ese es un nuevo reto que pretende cambiar el modelo de gestión. Se acabaron las horas perdidas de calentar la silla, incluso se ofrece la posibilidad de teletrabajo.
La propia plantilla de la consultora, que nació arropada por la Universidad de Cádiz hasta que dio el estirón, es el laboratorio en el que se hacen las pruebas y donde se ha iniciado también un programa de conciliación que permite flexibilizar horarios. Una vez comprobada su eficacia se lleva al mercado. «Nuestros principales clientes son empresas de base tecnológica de tipo biomédico, aeronáutico y estas herramientas se adaptan a sus necesidades a la perfección», asegura.
Admite Bibiana que su llegada a la consultora gaditana ha sido tranquila. No ha tenido que superar ningún tipo de barrera y a la hora de justificar su puesto, va por delante la experiencia en empresas tan reconocidas como Siemens o su paso por el sistema público como coordinadora provincial de la Red de Espacios Tecnológicos de Andalucía. «Lo difícil es hacerse un hueco al principio», aclara. Y una de las principales armas de las directivas es su empatía. «Eso funciona en el trabajo, te permite ser más permeable y tener en cuenta distintas opiniones».
Rosa Weber
Gerente de Activa Voz y Datos
«Intento contagiarle a mi equipo la constancia»
Si a Rosa Weber le hubieran dicho que iba a llevar una empresa de telecomunicaciones que tendría como clientes a grandes multinacionales posiblemente se le habría escapado una sonrisa. Comenzó en el negocio de la distribución trabajando para Siemens, pero se topó con una competencia dura que ponía en riesgo su puesto de trabajo. No tuvo tiempo para sopesar la decisión, había que lanzarse en solitario e iniciar un proyecto empresarial para el que contó con un equipo especializado.
Ahora son una plantilla pequeña que mantiene relación con decenas de subcontratas en toda España. Primero fue el negocio de la telefonía móvil y luego se atrevió con distintos modelos de telecomunicaciones. Lo último, sistemas de protección y control para residencias de ancianos, un sector al que no le afecta la crisis.
Rosa reconoce que ha sabido aprovechar las oportunidades, pero eso supone asumir muchos riesgos. «Ahí, por lo general, somos más valientes que ellos», admite.
Integra se ha ido adaptando a las necesidades del mercado. Trabaja con un buen número de concesionarios de la provincia, lleva el mantenimiento de varios ayuntamientos como el de San Fernando y empresas municipales de Cádiz. También controla los sistemas informáticos y telefónicos del Hospital Juan Grande de Jerez y del transporte marítimo del Estrecho.
En la relación con los clientes se apoya en el equipo. Rosa lleva todo el peso administrativo y admite que en alguna ocasión se ha visto menospreciada sólo por ser mujer. Sin embargo, reconoce que «esa discriminación radical no es propia del sector». Cuenta que ya es más habitual, pero hace unos años no podían encontrar a mujeres con la preparación técnica. «Era íntegramente una profesión de hombres, pero eso ya está cambiando».
Ana de Villota
Responsable de Vedemar
«En la oficina somos todas chicas»
El sector de la construcción no es el más amable para iniciar estrategias de paridad en la plantilla. Por la tradición y el esfuerzo físico que requiere, la mujer queda totalmente excluida. Pero Ana de Villota se puso al frente de Vedemar, especializada en trabajos industriales. Llegó a la empresa tras enviudar y decidió que ocuparía el puesto de su marido meses antes de que estallara una crisis que nadie era capaz de prever.
«Han sido momentos muy difíciles, pero hemos sabido mantenernos», indica. Ahora reconoce que la mejor decisión fue confiar en su equipo. «En la oficina somos todas chicas, también la jefa de producción, Beatriz Álvarez, y sacamos adelante el trabajo». La compenetración es máxima y eso se nota en la relación con el cliente.
Ana conoce todos los entresijos del negocio y ahora es un momento de cambios. Vedemar desarrolla ahora un nuevo producto de aislamiento térmico y acústico totalmente revolucionario que ya empieza a dar buenos resultados, un proyecto que su responsable mima al detalle. «Creo que eso nos va a permitir crecer, hasta ahora nos sentíamos satisfechos con mantenernos, pero hay que buscar nuevos retos». También asfaltan caminos en campos de golf, una de las líneas más importantes y restauran vías ecológicas.
En la relación con el cliente es necesario mantener una postura firme, porque aún es difícil vencer determinadas barreras. La jefa de producción de Vedemar lo sabe mejor que nadie. Comenzó a trabajar a pie de obra y tuvo que aprender a convivir con los comentarios de sus compañeros. «En aquel tiempo era muy raro que una mujer trabajara directamente con los obreros, ahora empieza a ser más habitual», cuenta y reconoce que «aún hoy sigue siendo muy difícil».
Beatriz considera que «no solo se trata de ser buenas, sino de parecerlo». «A veces tenemos que recurrir a ser más duras para que nos tomen en serio», indica. El equipo de trabajo es sólido y esa buena relación permite un mejor funcionamiento. «Miro la efectividad no las horas de trabajo ni los horarios», indica Ana, convencida de que calentar la silla no es lo que garantiza un proyecto bien hecho.