
Historia viva del flamenco
Su fama como guitarrista es mundialmente conocida por sus inolvidables actuaciones
JEREZ. Actualizado: GuardarAl continuar la letra (M) y seguir con nuestro empeño de traer a las páginas de LA VOZ a todas esas familias que a lo largo de este último siglo han contribuido a hacer de Jerez una ciudad mejor, nos encontramos con la familia Morao, apodo artístico por el que se conoce mundialmente a una extensa saga de guitarristas flamencos jerezanos. Puesto a ello, nos dirigimos al patriarca, Manuel Moreno Jiménez, al que tras contarle nuestro proyecto, nos recibió con afecto, satisfaciendo con creces los fines y razones de nuestro encuentro.
Para estar tranquilos y concentrados, nos trasladamos a una venta a las afueras, donde, con unas copas de buen vino y una excelente comida, hicimos esta entrevista al que consideramos el artista vivo con el mejor currículum que tenga Jerez.
Manuel Morao Jiménez nació el 22 de julio de 1929 en el flamenco barrio de Santiago, concretamente en la casa número 25 de la calle Nueva. Por línea paterna y materna de etnia gitana, su rama pertenece a una genealogía con la que están entroncadas la mayoría de las familias gitanas de Jerez, siendo, por tanto, descendiente de míticos artistas como Paco La Luz, Antonio Frijones, Juanichi, El Manijero, La Serrana o el mismo Juaniquí; cuyas abuelas maternas eran primas hermanas, así como pariente de tantos otros que sería imposible de enumerar en el corto espacio de un articulo periodístico. Es oportuno decir que toda esta gran familia de gitanos de Jerez eran gente humilde, que vivían en los arrabales y zonas de extramuros, desde donde salían para trabajar en la campiña jerezana, ya que las labores del campo eran la base de su sustento, por lo que permanecían en las fincas y cortijos jerezanos durante las temporadas de siembra y recolección; en total, de seis a ocho meses al año, quedándose a vivir en los cortijos, siendo las gañanías lugar de encuentro y reunión, en suma, el hogar de familias enteras y, por lo tanto, donde comían, dormían... así como el lugar donde se manifestaban y expresaban sus sentimientos, cosa que hacían a través del cante y el baile gitano, virtud ingénita de ésta raza, con cuyas músicas y ritmos mitigaban la dureza de la vida en el campo y los rigores de los crudos inviernos y calurosos veranos. Ni que decir tiene, que durante estos años de dificultades y penurias en las que afloraban los sentimientos, destacaban aquellos que tenían alma de artistas, sobre todo en las distintas fiestas y celebraciones, no digamos si se daba el acontecimiento del nacimiento de un niño, organizándose entonces una gran fiesta para la cual, a veces, el dueño del cortijo regalaba un borrego.
Nacencia y niñez
Sus padres, Manuel Moreno Soto y Manuela Jiménez Jiménez, se casaron en la Iglesia de Santiago y fruto de éste matrimonio nacieron cuatro hijos: Francisca, Antonio, Manuel y Juan.
Cuando Manuel Moreno Jiménez apenas contaba seis años, su madre tuvo la gran suerte de tocarle la lotería, cuyo premio fue 13.500 pesetas de las de aquella época, las mismas que empleó en comprar una casa en la calle Marqués de Cádiz, en la que posteriormente naciera su hermano Juan. Manuel Morao se crió por tanto en el corazón del barrio de Santiago, y allí pasó su infancia, educándose en el colegio de Carmen Benítez, en la cercana calle Carpinteros, en donde llevó a cabo los estudios primarios, los que iba alternando con los de guitarra. Con la edad de siete años empezó a recibir clases del maestro jerezano Javier Molina, considerado junto con Ramón Montoya uno de los grandes maestros de aquella época. Javier Molina dejó por tanto una escuela de guitarra cuya procedencia proviene del maestro Patiño; fuente de la que bebe nuestro protagonista y a la que más tarde le aporta su identidad y características personales, creando una forma genuina de tocar la guitarra, conocida como el toque jerezano de Manuel Morao.
Estas características definitivamente propias, le llevan a ser un importante guitarrista, conocido al principio a nivel local, trascendiendo su toque al regional, nacional y posteriormente al mundial.
A pesar de su corta edad, comenzó a ser requerido por numerosos cantaores para que les acompañara con su guitarra, a lo que tuvo que acceder dadas las humildes condiciones económicas de su familia y las necesidades por las que atravesaban la mayoría de los flamencos de Jerez. Aún siendo un niño y habiendo acabado los seis cursos que sobre enseñanza primaria se impartían en el Colegio Carmen Benítez, no tuvo otra opción que comenzar a ir a tocar a las fiestas privadas que se organizaban en Jerez, así como en las Ventas de las afueras, bodegas, bodas y celebraciones particulares. Dada la fama que adquirió, fue llamado por reconocidos artistas como: Tío Cabeza, Juan Torres -que era sobrino carnal de Manuel Torres- y también por Rafael «El Carabinero», Vicente Pantoja, María Pantoja, Aurelio Sellés, Pericón de Cádiz, El Borrico, El Troncho, El Batato, El Niño Jazmín (que era el único cantaor jorobado que se ha conocido), Luisa «La Pompi», Tío Chele, Pepe Aliaño, El Sernita, El Chanito... Las singulares características de su toque fueron trascendiendo por lo que en el año 1943-1944 es requerido para que se vaya a Sevilla, donde es contratado para actuar en el Casino de la Exposición, tocando en el cuadro de la famosa bailaora jerezana «La Malena».
De allí pasa a ser contratado por las diferentes compañías que se organizaban en Sevilla, para actuar a nivel nacional. Siendo contratado por la compañía de Antonio Mairena, al que le toca durante las giras que llevaba a cabo. Más tarde es igualmente contratado por todas las primeras figuras, tales fueron: Manolo Caracol, Tomás Pavón, El Niño Gloria, La Niña de los Peines, La Perla de Triana, La Moreno, Rosalía de Triana, Pepe El Culata, Juan Talega, las hermanas Fernanda y Bernarda de Utrera, Enrique El Almendro, Rafael Ortega, Paco Mazaco, Vallejo, La Paula, La Macarrona. Todos ellos del entorno de la Alameda de Hércules de Sevilla y el sector de la Europa, que era donde estaban ubicados los «Colmaos» y donde se hacían las mejores fiestas, junto al Charco de la Pava, que era el centro neurálgico del flamenco de aquellos tiempos en Sevilla, lugar al que iban los artistas a buscarse la vida.
En el año 1946, Manuel Morao viaja por primera vez a Barcelona, pues es contratado por influencia de un conocido artista llamado Buchito, para que toque la guitarra en unos «Colmaos» situados en las Ramblas y que estaban cercanos al barrio chino. Con él se desplazan también otros conocidos artistas jerezanos: Gregorio Parrilla, El Sernita, Chicharrón, Fernando Bulla, así como, dos artistas más: Cascarilla y un guitarrista, ambos gaditanos. Permaneciendo en la capital Condal por espacio de cuatro meses. Allí coincide con Caracol y Lola Flores, que estaban haciendo su primera película: «Embrujo». Una noche, al finalizar uno de los rodajes, se acercaron para ver la actuación del cuadro en el que tocaba Manuel Morao, tras la cual lo contrató para el próximo espectáculo que iba a montar con Lola en Madrid, al que pensaba titular «Zambra 1946-1947».
Desde Barcelona viajó a Madrid con Lola y Caracol, acompañándolos también los artistas: Gregorio Parrilla, Fernando Bulla y el Chino de Cádiz. Ya en Madrid, montaron el espectáculo, viajando y actuando por todos los teatros de España hasta el año 1949.
Parón por el Servicio Militar
Pero Manuel Morao tiene que interrumpir su carrera para cumplir con el Servicio Militar, por lo que vuelve a Jerez para ingresar en el Ejército de Aire en la Base Militar de «La Parra», donde tenía buenos amigos dentro de los mandos, especialmente el Capitán de la Escuela de Pilotos Don Jesús Grandes Pérez. Apenas termina el Servicio Militar en «La Parra», es requerido de nuevo por Manolo Caracol para montar el espectáculo «La Copla Nueva», en cuya representación debuta artísticamente su hija Luisa Ortega, estrenándose dicho espectáculo en Sevilla en el teatro Cervantes. De Sevilla vuelve a Madrid, desde donde inician una gira por los teatros de la mayoría de las provincias de España. Después de éste, montaron otro llamado «Color Moreno», con el que también recorrieron un buen número de importantes escenarios.
Después de descansar una pequeña temporada en Jerez, regresó a Madrid para trabajar en los distintos espectáculos que se daban en Villa Rosa que era el «Colmao» más importante de España.
Aunque su familia permanecía en Jerez, Manuel Morao tuvo que continuar residiendo en Madrid, ya que en la capital es donde tenía acceso a una gran variedad de espectáculos y de compañías que se iban formando, participando en producciones discográficas, así como en los diferentes niveles artísticos en los que era requerido: intervenciones en compañías cinematográficas y contratos para giras internacionales, siendo por tanto en Madrid donde desarrolló toda su vida artística.
En el año 1959 decidió llevarse a Madrid a su familia, puesto que ingresó y formó parte del espectáculo del Ballet Español de Antonio, con el que recorrió el mundo entero en varias ocasiones. Vivió y tuvo su residencia oficial en Madrid hasta 1966, fecha en la que decidió volver de nuevo a Jerez.
Formación de compañías
Ya en nuestra ciudad, continuó su vida artística en solitario, creando como guitarrista y empresario diferentes grabaciones discográficas y espectáculos flamencos para televisión, formando compañías con las que realizó giras a nivel nacional e internacional como: «Flamenco, esa forma de vivir», o «Jondo», o «La Razón Incorpórea», «Pasión Gitana» y otros... También montó una empresa artística con la que promocionó el arte gitano andaluz, efectuando durante la década de los 70 a los 80, espectáculos flamencos como los «Jueves Flamencos»...
En la actualidad, ya jubilado, disfruta del reconocimiento por el trabajo realizado durante tantos años de vida artística, así como de su extensa familia, ya que tiene 9 nietos y 8 bisnietos de los que goza viéndolos crecer; igualmente del cariño y la amistad de los muchos amigos que ha sabido granjearse a lo largo de su vida y de la satisfacción que le supone el haber creado una escuela y una dinastía de guitarristas de toque gitano.