Un 40% de los parados vive en un hogar sin trabajadores
La crisis ha disparado la proporción al triplicarse en ese plazo la tasa de desempleo de los «cabezas de familia»
MADRID. Actualizado: GuardarDos de cada cinco parados viven en un hogar donde ninguno de sus miembros en edad de trabajar tiene un empleo. La crisis ha disparado el porcentaje de desocupados que se encuentran en esa situación, que eran un 27% en 2007 -el último año de bonanza- y alcanzan ahora el 40%. La culpa la tiene el desplome de la actividad, que ha casi triplicado la tasa de desempleo de los cabezas de familia, que ha pasado del 6% al 16,1% en dos años y medio.
En el anterior episodio de recesión, el ocurrido en los años 1992-93, ese porcentaje alcanzó un máximo del 13%. La situación resulta especialmente dramática porque quien constituye el principal soporte del sustento de la familia intenta trabajar por encima de todo. Este análisis, publicado por el Banco de España, recoge que durante los dos últimos años la tasa de paro de la economía española se ha deteriorado con mucha más profundidad que en otros países europeos, al pasar del 7,9% registrado en el segundo trimestre de 2007 -cuando llegó a ser inferior a la de Alemania- hasta el 20,1% del periodo abril-junio de este año. En 1993, el paro escaló el 24%.
Desde el punto de vista de los hogares, la realidad actual resulta más inquietante porque a la mayor incidencia del desempleo entre los cabezas de familia se suma el aumento de las situaciones simultáneas de paro en una misma familia. Las motivaciones son varias, y tienen que ver con la demografía y los nuevos hábitos sociales: ha disminuido el tamaño de los hogares, pero ha aumentado el número de activos -personas en edad de trabajar- básicamente por la notable incorporación de las mujeres al mercado laboral.
El contrapunto lo ofrece la tasa de desempleo del cónyuge, que si bien se sitúa en niveles parecidos a los del 'primer financiador' -16,8%-, no se ha incrementado con tanta intensidad como en crisis anteriores. Sumados todos los efectos, resulta una mayor incidencia de situaciones de desempleo simultáneas entre miembros del hogar.
Los autores concluyen, de todo ello, que la capacidad de protección adicional contra el desempleo que en otros momentos constituyeron los vínculos familiares, es ahora menor que en recesiones anteriores, «lo que hace más patente, si cabe, la urgencia de llevar a cabo las reformas necesarias para potenciar rápidamente la creación de empleo».Con respecto a la mayor destrucción de empleo entre los jóvenes, que disminuyó el 11% en el tercer trimestre, según datos de la EPA, el supervisor destaca que parte de esa reducción puede deberse a la intención de este segmento de población a incrementar su nivel educativo.