«¿Cómo consiguen que les firmen las bajas médicas?»

El puente más esperado del año para miles de personas se convirtió en pocas horas en el más odiado. Una huelga «improvisada» de los controladores aéreos colapsaba ayer el aeropuerto madrileño de Barajas y dejaba a más de 250.000 personas tiradas en tierra, sin saber cuándo podrán retomar un viaje que aún no les han dejado comenzar. «Buscan el peor momento para hacer daño», comentaba indignada una pareja que viajaba a Génova para visitar a la familia.

Desde la mañana se habían producido retrasos y colas en los mostradores de información, aunque el caos se desató a partir de las cinco de la tarde, cuando AENA informó a través de la megafonía que el espacio aéreo se cerraba porque los controladores habían «abandonado sus puestos de trabajo». A partir de ese momento, Barajas se convirtió «en un auténtico caos, en el que nadie dice nada», declaró un joven que no se explicaba. «¿Cómo consiguen -los controladores- que les firmen la baja médica?».

La falta de información y la descoordinación provocó que el clima de enfado fuese en aumento entre los pasajeros que aguardaban su turno para hallar una solución: «Que se hagan responsables (los controladores), siempre pagamos los mismos», increpaba un afectado a una empleada del aeropuerto.

Con más suerte, Paloma Chacón conseguía abandonar la cola con la ilusión de que hoy disfrutaría de un viaje planeado desde hacía meses. «Deberían haber avisado antes porque esto no se hace en un puente», criticaba la joven a salida del aeródromo.

Como Paloma, Angela Xarhoulakou se disponía a disfrutar de unas vacaciones en España y se ha encontrado con una situación que «no esperaba» y que le da pena porque «no es culpa de la gente, nosotros también tenemos problemas».