Sin acirto. Óscar Díaz fue uno de los hombres que más lo intentó, pero nunca encontró premio a su esfuerzo. :: JUAN CARLOS CORCHADO
CRÓNICA

Estancados

Los azulinos no alcanzaron a superar el planteamiento defensivo con el que la Ponferradina se plantó en Chapín Triste empate sin goles de un Xerez que repitió los errores de Albacete y volvió a echar en falta mayor precisión en su juego

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Triste empate de un Xerez del que se esperaba mucho más. Independientemente del resultado de la semana pasada y dejando de lado que Javi López y los suyos pretendían hacer bueno ayer el empate sumado en el Carlos Belmonte, el punto ante la Ponferradina supo a poco. Prácticamente a nada. Pero lo peor es que el Deportivo no hizo demasiado para transformar el empate en tres puntos. En Chapín se plantó una Ponferradina muy seria. Salió a defender su portería, le valía con no perder y logró el objetivo. El Xerez, por contra, firmó un partido pobre, similar al de Albacete y confirmó que no pasa por su mejor momento de forma. Parecía que había repuntado tras el juego y los resultados ante el Levante o el Betis, pero ahora está estancado, bloqueado y sin las ideas necesarias para sacar adelante los partidos.

Javi López no suele hacer grandes experimentos salvo que tenga que meter con calzador en el equipo a algún jugador importante, por eso tiró de la lógica para tapar los tres huecos que dejaron las sanciones. Estaba cantada la presencia de Jesús Mendoza y Edu Moya en la alineación inicial, pero había dudas sobre el acompañante de Bruno Herrero. Al final fue Héctor Font el que formó pareja con el jerezano, pero su presencia sobre el prado de Chapín no se tradujo en toque, buen trato de balón ni nada parecido. De hecho, la primera parte fue el mejor ejemplo de que el fútbol puede llegar a ser tremendamente aburrido. Sin calidad ni intensidad no fueron a ninguna parte. Cierto es que no se puede culpar a Font de la falta de movilidad xerecista. Más bien, fue un problema colectivo. La historia fue muy similar a la que se vivió en la primera parte del Carlos Belmonte. El Deportivo dominaba, tenía mayor posesión, pero no se imponía en las ocasiones de gol. No había precisión y siempre se cruzaba un control largo que estropeaba la jugada. También como en Albacete Óscar Díaz fue el que más se ofreció, el que más balones tocó y el que más falló, pues el madrileño no logró acabar con criterio ni acierto ninguno de los acercamientos a la portería de Mackay.

Pero el media punta no era el único que erraba. Capi, José Mari o Pablo Redondo -tres futbolistas supuestamente cargados de calidad- eran incapaces de ponerle criterio al juego del Xerez por lo que encontrar una triangulación en toda la primera parte fue una quimera. Directamente imposible. Lo peor es que la Ponferradina esperaba atrás y borraba todo intento xerecista de buscar a José Mari con balones en largo. Con este escenario lo más parecido a un patrón de juego fueron los pases de larga distancia de Lombán buscando las incorporaciones de Jesús Mendoza. La conexión funcionó un par de veces y una de ellas estuvo cerca de acabar exitosamente tras terminar el cuero en las botas de Font, pero el disparo del pivote llegó tímidamente a las manos del portero de la Ponferradina.

La consecuencia de este soporífero juego fue que el primer disparo entre los tres palos del Xerez no llegó hasta el 37'. Pero la cosa pudo ser aún peor porque la mejor ocasión de toda la primera parte se la apuntó la Ponferradina con un gran testarazo de De Paula al que Chema respondió impecable. José Carlos Granero demostró tener perfectamente estudiadas las jugadas de estrategia. En los saques de esquina apenas metía a tres o cuatro hombres dentro del área del Xerez, pero a pesar de los pesares logró sacar petróleo gracias a la parsimonia defensiva de los azulinos. A falta de tres minutos para el descanso, los visitantes pusieron en movimiento un córner que De Paula pudo rematar sorprendentemente libre de marca a pesar de la superioridad en el área del Deportivo. El único que mantuvo la intensidad fue Chema que permitió que el Xerez llegara al descanso con el marcador igualado.

El discurso de Javi López en el descanso fue el mismo que lanzó en el Carlos Belmonte. Había que subir de marcha, incrementar la velocidad y sobre todo ajustar la precisión, pues ese volvía a ser el problema de un Xerez que sí respondió en la reanudación.

Repleto de orgullo, Mendoza tiró del carro. Como en los viejos tiempos, iniciando la jugada, dando un paso al frente y galopando para que el equipo pudiera adelantar líneas. Las incorporaciones del lateral jerezano permitieron que el Deportivo creara más peligro en los primeros minutos de la segunda parte que en toda la primera mitad. Dos buenos disparos, uno del propio Mendoza y otro de Capi, comenzaron a dar trabajo a Mackay. Pero fue con un potente testarazo de José Mari cuando el portero de la Ponferradina tuvo que lucirse.

El primer cuarto de hora de los xerecistas fue intenso y bueno, pero poco a poco se apagó y no volvió a llegar con peligro a la puerta de la Ponferradina hasta el 39', con un cabezazo de José Mari que se fue por poco. El Deportivo quería, pero no sabía, no encontraba la fluidez necesaria para llegar hasta el gol. Nada se puede reprochar de la actitud que mostraron los azulinos, pero sí que volvió a faltar el acierto.

La grada de Chapín se impacientaba, se desesperaba y veía como a su equipo no le daba para salvar la deseada media inglesa. Los movimientos de banquillo de Javi López no ayudaban a aplacar los ánimos. Quemó mucho al aficionado ver como se retiraba del campo a Óscar Díaz -uno de los jugadores más activos- para dar entrada a Antoñito. Pero la gota que hizo rebosar la angustia y las iras del xerecismo fue la entrada de Barber por Font. El respetable no sabía que Héctor había reclamado el cambio, que no podía más y la pagó con Javi López, pidiendo la dimisión del catalán.

Los gritos de Chapín despidieron un partido en el que ya poco más se jugó. Los hombres de la Ponferradina se dedicaron a perder tiempo pues su se llevaron lo que querían: un empate de Chapín.