SOLIDEZ
Actualizado: GuardarEl saludable cambio que, en apenas dos semanas, ha experimentado el equipo amarillo nos proporciona una estimulante inyección de esperanza. Aunque es cierto que aún no hemos advertido un progreso sensible en la calidad del juego, también es verdad que, gracias a la nueva colocación de los jugadores y, sobre todo, a la diferente actitud que adoptan en la cancha, ha disminuido el grado de insatisfacción y, en consecuencia, se ha elevado el nivel de confianza. A pesar de que todavía es pronto para que nos divirtamos con jugadas trenzadas y con goles inverosímiles, ya advertimos cómo aquella fragilidad defensiva que tanto nos preocupaba se va desvaneciendo merced a la disciplina que mantiene el equipo. El domingo pasado pudimos comprobar cómo, gracias a un dibujo técnico claramente definido por Jose, todos presionaban conscientes de que la primera condición que han de cumplir es la de ampliar la capacidad defensiva. Hemos comprobado, además, que los jugadores, conscientes de sus limitaciones y de sus posibilidades reales, se sienten menos tensionados para culminar el objetivo irrenunciable del ascenso. En estos momentos, el análisis sereno de los aciertos y, sobre todo, el reconocimiento desapasionado de sus errores, podrá colocar a la plantilla en una situación más ventajosa de la que se encontraba hace solo dos jornadas. En mi opinión, ésta es la senda más adecuada para lograr esa «fortaleza mental» que Jose pretende inculcar a los futbolistas evitando, además, que se menosprecie a los rivales que, como es sabido, están en la misma categoría. Tengo la impresión de que la plantilla está aprendiendo las lecciones que el entrenador les explica durante la semana: que tienen que afrontar el partido con respeto a los rivales, resolver con tranquilidad los accidentes imprevistos y, sobre todo, administrar las fuerzas para evitar cansarse antes que el adversario.