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Una lección de arte flamenco en el aula
Los alumnos del IES Coloma aprendieron ayer el compás de las alegrías, el fandango o las bulerías; Una treintena de centros escolares quieren participar en esta iniciativa municipal, ahora impulsada por la declaración de la Unesco
JEREZ. Actualizado: GuardarMedio centenar de alumnos del IES Luis Coloma cambiaron ayer la pizarra y los cuadernos por una guitarra flamenca y unas palmas. Recibieron, quizás, la lección más original de sus cortas vidas como estudiantes: les enseñaron flamenco. «Nunca me ha gustado mucho esta música pero la verdad es que estoy aprendiendo. Al fin y al cabo, es cultura», dijo Paco González, de 1º de ESO.
Algunos desconocían por completo los palos, otros los habían escuchado ya en casa pero todos quedaron encandilados por las palabras de José Moreno, de la Escuela Municipal de Música. Con la guitarra y la voz, el artista no impartió una clase sino que les contó una fantástica historia de la que estos jóvenes ya forman parte. En los 50 minutos de su intervención, el maestro recorrió Andalucía desde Almería hasta Huelva, sin olvidar las comunidades limítrofes de Murcia y Extremadura.
Se trata de una iniciativa que forma parte del programa 'Jerez Educa' y que lleva varios años desarrollándose. Con la declaración del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, la actividad ha recibido un nuevo impulso y casi una treintena de centros escolares (9 de Primaria, 1 de Educación Especial, 14 de Secundaria y 3 de Adultos) la han solicitado. En total, serán 1.724 estudiantes los que participen en estas originales lecciones. «Es una responsabilidad porque el flamenco ha trascendido los límites de lo andaluz y nacional», dijo el guitarrista, que contó entre el público con el delegado de Educación, Juan Salguero.
Moreno captó enseguida la atención de los estudiantes contando historias y anécdotas sobre cada uno de los palos. Explicó, por ejemplo, que la trilla es una faena del campo y, además, un palo sin acompañamiento de guitarra. Y que las mujeres cantaban por las noches nanas flamencas para dormir a sus hijos. «Voy a cumplir 63 años y desde siempre en mi casa se ha tocado y se ha cantado. Nos reuníamos gitanos y 'gachós', repartíamos lo que había para comer y nos poníamos a cantar. Yo era el mayor de mis hermanos y mi madre no me dejaba salir a la calle hasta que los había dormido. Por eso me sé tantas letras de nanas», dijo.
Moreno no olvidó en su recorrido a Manuel Torre, a Antonio Chacón, las malagueñas, los fandangos, las alegrías y las bulerías, todas ellas con el acompañamiento a veces algo desacompasado de las palmas de los escolares. «Lo hacemos como algo especial. Funciona muy bien aunque el principio les cuesta un poco entrar», dijo el vicedirector del instituto, Justo Cuenda.
Para otra de las alumnas, Alba Valencia, el flamenco no es tan desconocido: «Mi padre es gitano y me gusta el flamenco. Algunas cosas ya las sabía pero también estoy aprendiendo», aseguró.