El PSC de Montilla cae más bajo que nunca
La derrota abre la puerta a la confrontación entre los sectores catalanista y españolista del partido
MADRID. Actualizado: Guardar«No llegamos a los 30 diputados», comentaba el pasado jueves un dirigente del PSOE a un colega del PSC, y este asentía resignado. Los socialistas catalanes no solo no llegaron a la treintena, se quedaron a dos y obtuvieron el peor resultado de su historia. Su líder, José Montilla, artífice del fracaso, anunció ayer que se va y no se presentará a la reelección, no ya a la Generalitat, que lo anticipó en la campaña, sino a primer secretario del partido. La crisis larvada en el PSC estalló anoche con todo su esplendor.
Antes de empezar la campaña, pintaban bastos para los socialistas catalanes, pero nadie esperaba un resultado peor que el que consiguió Raimon Obiols en las primeras elecciones al 'Parlament' en 1980. Entonces, el PSC logró 33 diputados. Desde entonces todo ha sido ir para arriba, con algún retroceso como en 1995. La tendencia empezó ya a declinar en 2006, la primera vez que el tripartito que comandó en los tres años anteriores Pasqual Maragall se sometía al examen ciudadano. Pero Montilla decidió reeditar la experiencia, en contra del criterio de José Luis Rodríguez Zapatero y de la dirección del PSOE.
Si hace cuatro años el PSC pasó la reválida por los pelos, ayer suspendió en toda regla. No cabe la menor duda que la desastrosa imagen que ha dado el Gobierno de la Generalitat, la crisis, por supuesto, y también la sentencia del 'Estatut' fueron una losa imposible de levantar. Montilla renegó del tripartito y prometió no reeditarlo, intentó plantear una campaña alejada del debate identitario y centrada en la dialéctica izquierda y derecha, pero fue insuficiente para salvar los muebles.
Tampoco ha jugado a favor del PSC las ayudas desde Madrid. Hasta la crisis y la sentencia del Estatut, la imagen de Zapatero en Cataluña era incuestionada. No era así desde hace unos meses, al punto de que algún estratega del PSC planteó no contar con su presencia en la campaña, aunque fue desautorizado con rapidez. Todo estaba en contra y no hubo milagro.
Ahora, el objetivo de los socialistas catalanes es frenar la caída y no ahondar la hemorragia en las elecciones municipales, su gran bastión de poder en Cataluña. Para ello, es imprescindible no abrir una crisis interna. Por esta razón Montilla no se va ya a su casa. Aguantará hasta el próximo congreso del partido, pero no se presentará a la reelección. Su presencia garantiza que el enfrentamiento entre las dos almas del partido, la catalanista y la española, no alcance grados 'guerracivilistas'.