PAN Y CIRCO

ENTRE PILLOS ANDA EL JUEGO

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La UEFA anda con la mosca detrás de la oreja por el número que Mourinho y sus jugadores montaron en Amsterdam para llegar limpios de tarjetas a los octavos de final de ese circo anual que es la Champions League y que en su fase de grupos está resultando un verdadero pestiño. Una pillería que no es la primera vez que sucede ni será la última, pero que en esta ocasión se ha salido de madre porque las cámaras no se perdieron un solo detalle y porque el cerebro gris de toda la operación es una especie de diablo enemigo de cualquier regla establecida. Tengo la impresión de que el poder mediático que genera el técnico portugués le ha venido de maravilla a un país (España) que atraviesa por un momento bastante decepcionante en lo económico, político y cultural. Si las cloacas del cotilleo ya cuentan con Belén Esteban, las de la información deportiva -a raíz del boom de sus tertulias televisivas- han encontrado en Mou a su carnaza favorita. Es un argumento recurrente para todo. Sirve para poner en solfa a los mangantes que gestionan el fútbol europeo, para añadir más pimienta a la madre de todos los partidos que se juega mañana en el Camp Nou y también ha sido la excusa barata para que un colega suyo desvíe la atención de los problemas por los que atraviesa su equipo.

Particularmente me quedo con ese cambio de estrategia que ha orquestado Florentino Pérez al colocar a un presunto bronquista al frente de una nave en la que los más reaccionarios sólo contemplan la figura de un señor muy educado y políticamente correcto. Todo se dará por bueno si al final las copas vuelven a hacerse un hueco entre la sala de trofeos del estadio Bernabéu. Hasta entonces, sólo queda esperar qué pillo se aprovecha de la enésima ocurrencia del señor Mourinho para sacar a relucir su mediocridad disparando sobre alguien que lo único que hace es poner a cada uno en su sitio.