Virelay presenta su primer disco en el Festival de Música Española

Se encerraron durante tres días en la Santa Cueva y al salir tenían grabado su primer disco 'Ego sum panis vitae. Corpus Christi en el Cádiz del Siglo de las luces'. El conjunto vocal Virelay ha aprovechado el impulso que supone ser nombrado -en marzo de 2009-, Capilla musical de la Catedral de Cádiz para presentar ante el público un producto empaquetado de un trabajo que realizan desde hace años: la recuperación del patrimonio musical de la ciudad.

Mañana a las 13 horas en la gaditana Iglesia de Santo Domingo tendrá lugar el concierto-presentación de este álbum, primer volúmen de una colección destinada a la puesta en valor de la música del archivo catedralicio y que se pondrá a la venta tras esta actuación, la del estreno.

Fueron tres días de grabación, pero más de un año de preparativos. Detrás del disco hay un ingente esfuerzo de transcripción, interpretación y puesta en valor dedicado a la música del Corpus gaditano a finales del s.XVIII. «Música del siglo XVIII para oídos del XXI», según cuenta uno de los componentes de Virelay, el alto Javier Orellana. Y quién hay detrás de las composiciones del siglo de las luces? Pues el maestro Juan Domingo Vidal, traducido para la ocasión por el musicólogo Marcelino Díez y por Jorge Enrique García, director del conjunto vocal. Éste orienta y asesora a un grupo de una treintena de músicos en la búsqueda del ideal estético del Barroco. «Hay desde canto gregoriano hasta música para solista y orquesta italiana, o música con coro y orquesta», resalta Orellana, que hoy, junto a sus compañeros ponen de largo el disco antes los medios en un acto que se celebra a partir de las 12 horas en la Catedral.

'Ego sum panis vitae. Corpus Christi en el Cádiz del siglo de las luces' es mucho más que una recopilacción musical. Es un testimonio de la historia y una herramienta didáctica. Este disco ofrece una visión contextualizada de la música en su tiempo, de modo que supone una aproximación a un pontifical de Corpus en Cádiz a finales de ese siglo. El canto llano, el estilo barroco, un incipiente clasicismo y las oraciones propias de esta festividad se entremezclan en el trabajo de Virelay. «Una evolución que curiosamente va paralela a la de la propia Catedral y su construcción», subraya el músico.

Peticiones de extranjeros

Algunas de las partituras presentes en este disco siguieron interpretándose a lo largo de los siglos, otras, en cambio, cayeron en desuso. Del primeo de los grupos sobresale la 'Lauda Sion Salvatorem'. Además, este trabajo contiene la 'Missa a 5 con violines', 'Accepit Jesus calicem', 'O sacrum convivium', 'Ego sum panis vitae' y 'Pange lingua'.

«Lejos de lo que se piensa, España era durante esa época un referente musical. El problema es que no se exportaba, pero el flujo interno de obras era constante», explica Orellana.

Y ahora, en un época en la que la música antigua se ha convertido en un filón para los expertos, es el público el que parece no darse cuenta de sus tesoros. «Son más los extranjeros que demandan la música hecha en la Catedral de Cádiz». Por eso, Virelay -que sigue apostando por sus apasionados y emotivos conciertos en directo- ha elaborado un disco riguroso en el que además de las interpretaciones, se puede encontrar una biografía del maestro Vidal, así como un aparato crítico con los parámetros que se han seguido para hacer comprensible los cambios de siglos.

«Es un trabajo que entusiasma y una música que puede gustar a todo el mundo. Es una oportunidad de escuchar algo hecho aquí». Mañana, estreno en un Festival que cuenta con Virelay como grupo solista desde 2007.