Exitoso ciclo de recitales en la Peña de Tío José de Paula
Este tradicional evento contó en esta ocasión con las actuaciones de El Zambo, Antonio Malena, El Mono y Luis Moneo Lara
JEREZ. Actualizado: GuardarUn año más, la señera Peña de Tío José de Paula es fiel a su programación, organizando su tradicional ciclo de recitales y cursos de cante flamenco, actividades que tan hondamente han calado en la afición y que gozan de gran popularidad y predicamento. Este año, la activa asociación de la calle Merced, ha contado con cuatro importantes recitales compuestos por los artistas que a continuación reseñamos, a saber: el primer recital lo dio el maestro Joaquín «El Zambo», el segundo estuvo a cargo del gran profesional Antonio Malena, el tercero fue interpretado por Ángel Vargas «El Mono» y el cuarto por Luis Moneo Lara, artista que cerró el ciclo.
En su actuación, el ya consolidado artista y responsable profesional, dio un auténtico recital, en el que brilló por su flamenquísimo y afinado eco. Comenzó Luis templándose por Malagueñas de Chacón las que dobló con justeza y conocimientos, saliendo airoso en todos los tercios y remates, como también en el Abandolao, el que interpretó acertadamente, sobre todo en el recorrido de sus arcos melódicos. Es de justicia decir, que fue su hijo Juan Manuel, el que como guitarrista condujo magistralmente toda la actuación, especialmente en el toque por Malagueñas con el que supo llenar la sala de dulces armonías e inusitados rasgueos, siempre en su sitio, sin afán de protagonismo, dando sobradas muestras de ser un tocaor experimentado, que estuvo toda la noche pendiente de su padre, al que ayudó en todo momento.
Continuó Luis Moneo cantándonos por Cádiz, haciendo un interesante recorrido por la Cantiña, ilustrándolas con Romeras, Cantiñas del Pinini, cambios por Mirabrás y la Alegría de Cádiz que valientemente dijera con aquello de: «Comparaíta te tengo con un torito de plaza».
En este recorrido por la Cantiña Luis estuvo seguro y dominador, demostrando que es el conocimiento que traen consigo el estudio y el trabajo los que forman y dan prestigio al artista. La bulería por soleá fue el siguiente palo con el que el cantaor de la plazuela ilustró su recital. En este cante tan plazuelero y tan de su gente es donde quizá Luis Moneo transmitió menos y eso que se acordó del Viejo Agujeta con los cantes de Carapiera; el estilo de «Antonio La Peña» y otros... Pero es justo decir, que para que la bulería por soleá no resulte monótona hay que mezclarla más, combinando estrofas de tres versos con las de cuatro e introduciendo cambios valientes como el de Juaniquí.
No obstante, Luis Moneo arriesgó al hacer el macho del Gloria con el remate por alegrías. Terminó la primera parte de su recital con dos fandangos naturales de sabor caracolero y uno valiente del Gloria con el que fue muy aplaudido.
Segunda parte
Exquisitamente presentando y conducido por Pepe Marín, la segunda parte del recital continuó su marcha con un público heterogéneo que, respetuoso con los artistas, se mantuvo atento y en silencio hasta el final.
Ya con la voz hecha, Luis inició la segunda parte cantando por soleá, la que ejecutó con justeza y primor; usamos este calificativo, porque fue extremadamente respetuoso con este estilo, el que pudiendo haberse aliviado, hizo por derecho, sin salirse del carril, que es como se lo transmitieron sus mayores.
Continuó por siguiriyas, cante al que también dio variedad, incluyendo algunas que hacían honor al estilo del titular de la Peña: Tío José de Paula.
Tras ella nos deleitó con unos Martinetes, haciendo aquel tan fragüero y de marginación gitana: «A unos lo amarraban por las manos»... Culminó su actuación cantando por bulerías, palo en el que ya relajado, Luis Moneo se placeó con gusto mostrando que es un artista completo y en plenitud, poseedor de un eco redondo y brillante. En ella contó con la base de sus hijos y un sobrino que subieron a tocarles las palmas.
En este palo, Juan Manuel Moneo igualmente destacó con su flamenquísimo toque, en el que incluyó falsetas de cuño propio, rasgueos, picados y contratiempos que decoraron el cante, llevando en volandas a su padre que dio por finalizado su recital con el público puesto de pie y con una larga salva de aplausos y ovaciones.
Ni que decir tiene, que el salón de la bonita peña de la calle Merced registró lleno absoluto, de un público entendido y respetuoso, que aprobó las diferentes intervenciones del artista con oportunas manifestaciones y aplausos. Desde las páginas de La Voz agradecemos a su presidente Ángel Morán la invitación al acto, a la vez que lo felicitamos por la organización de éste ciclo de recitales y de los acertados cursos de enseñanza de cante flamenco.