José Mourinho, entrenador del Real Madrid, atendió ayer a los medios en el estadio Amsterdam Arena. ::
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«Soy persona 'non grata' para el Barça»

El técnico blanco asegura que los culés no le perdonan las eliminaciones en la 'Champions'

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Soy persona 'non grata' para el barcelonismo». Así de claro se expresó José Mourinho en una entrevista ayer en la página web de la UEFA. A menos de una semana para el clásico, el entrenador del Real Madrid confesó que espera un recibimiento hostil en el Camp Nou el próximo lunes. El portugués será el foco de atención de todo el estadio. Las cámaras de televisión estarán atentas a cada uno de sus gestos o palabras. Todos sus movimientos serán milimétricamente analizados. Y él lo sabe. Pero no parece preocuparle. Le pasa en cada partido. Es el centro de atención allí donde va y se maneja con maestría en esas situaciones.

La verborrea de Mourinho sobre el clásico y el Barça contrasta con el silencio impuesto por Guardiola desde el otro lado. Pero el portugués sigue una estrategia. En varias ocasiones ha explicado que prefiere acaparar los focos para quitar presión a sus jugadores. Hasta ahora, su fórmula le ha funcionado. El equipo blanco llega al choque contra el eterno rival como líder invicto de la Liga, además de ser el conjunto menos goleado y con el 'pichichi' Cristiano Ronaldo en sus filas.

Mourinho tiene claro el porqué de la animadversión culé hacia él. «El Camp Nou no me perdonará nunca que les haya quitado la posibilidad de ganar una 'Champions' en el Santiago Bernabéu». Se refiere a la eliminación azulgrana frente al Inter de la pasada temporada. La imagen del portugués desafiante en el centro del campo celebrando el triunfo con la afición italiana mientras se disparaban los aspersores del césped sigue en la retina de los aficionados catalanes. En la temporada anterior se jactó de no haber perdido con el Barça «jugando once contra once», en referencia a las reiteradas expulsiones de sus jugadores en los enfrentamientos con los catalanes.

El entrenador luso presume de los resultados positivos obtenidos ante el Barça. Su camino se han cruzado durante los últimos años en la 'Champions'. «Les gané con el Chelsea y luego con el Inter. Y ahora entreno al máximo rival, el Real Madrid. Son demasiadas cosas juntas». Desde luego, el recibimiento del Camp Nou al conjunto blanco será negativo. Existe el temor de que se repitan escenas tan bochornosas como las del año 2002, con el lanzamiento de múltiples objetos desde la grada, incluido una botella de whisky y la famosa cabeza de cochinillo. En aquella ocasión, la tensión se desbocó por la presencia de Luis Figo con la camiseta blanca. Ahora, lo igualado de la clasificación y la presencia del portugués en el banquillo hacen el resto.

La pregunta es cómo una persona que fue miembro del cuerpo técnico culé en la época de Robson y Van Gaal ha pasado a ser el hombre más odiado por la afición azulgrana. El cruce de acusaciones en los duelos y el carácter altivo de Mourinho propiciaron ese sentimiento. Pero al técnico luso no le preocupa recibir críticas por sus declaraciones. «Vivo y trabajo en un mundo en el que no puedes decir lo que piensas, nunca puedes decir la verdad. No ser hipócrita, no ser diplomático, no ser pelota. Ese es mi mayor defecto. Gracias a Dios, me falta modestia. No ayuda en nada».

Alaba al rival

Sin embargo, no duda en alabar el estilo y la filosofía del Barça. Sobre todo a Guardiola, a quien si fuera presidente del club azulgrana, «renovaría por 50 años». Para Mourinho, el de Santpedor es el técnico perfecto para los culés «porque es un hombre de la casa que ha mamado barcelonismo desde la cuna». Cuando ambos coincidieron en el Barça, Mou asegura que Guardiola ya apuntaba maneras: en el campo ejercía de brazo derecho del técnico, le gustaba mandar, pensaba por los demás. «Sabía que en el momento que quisiera se iba a convertir en un excelente técnico», dijo. Además, aseguró que mantiene una «excelente» relación con integrantes de la plantilla como Puyol o Xavi. Del 'cerebro' del Barça y la selección española destaca su inmensa calidad y resta importancia a disputas dialécticas del pasado.

Por último, asume que su objetivo en el Madrid es definir un estilo de juego fijo, una filosofía propia. Reconoce que los constantes vaivenes y cambios en el banquillo del Santiago Bernabéu, justo lo contrario a lo sucedido en el Camp Nou, no han beneficiado al equipo. «El Madrid ha estado dirigido por Capello y Pellegrini, pasando por Schuster y Juande Ramos. Eso no puede ser». Él viene a quedarse y ganar títulos. El gran examen será el clásico.