La ONU celebra las palabras del Papa
El Vaticano opina que no hay ningún «giro revolucionario» y que Benedicto XVI solo propone una sexualidad más responsable
ROMA. Actualizado: GuardarLa ONU se apresuró ayer a dar la bienvenida al histórico cambio de actitud del Vaticano hacia los preservativos, que el Papa ahora autoriza en algunos casos aislados, y lo definió como «un paso significativo y positivo», según declaró la agencia de Naciones Unidas para el sida. «Este paso adelante reconoce que un comportamiento sexual responsable y el uso de preservativos desempeñan un importante papel en la prevención del sida» dijo el director ejecutivo de Onusida, Michel Sidibé. También el secretario general, Ban Ki-moon, se felicitó desde Lisboa de las palabras del Papa, «que reflejan su conciencia y comprensión de que el sida es una de las enfermedades más graves del mundo».
La ONU está muy interesada en sumar a la Iglesia católica, con su influencia en algunos países en vías de desarrollo, a la batalla contra el sida. Las prisas quizá eran para atar corto la presa... antes de que la Santa Sede cambiara de opinión. Como se podía prever, tras las declaraciones de Benedicto XVI, adelanto de un libro-entrevista que se publica mañana, el Vaticano se apresuró también a emitir un comunicado explicativo intentando restarles importancia. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, hizo malabarismos en una nota para intentar decir que no había nada nuevo, aunque lo que más le interesaba era desterrar la idea de que el preservativo sea el arma principal para luchar contra el sida. «El razonamiento del Papa no puede ser definido como un giro revolucionario», matizó el portavoz vaticano, Federico Lombardi. Aclaró que el pontífice «no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad», sino que considera el uso del profiláctico «para disminuir el peligro de contagio como un primer acto de responsabilidad, un primer paso hacia una sexualidad más humana, mejor que no usarlo y poner en riesgo la vida del otro». Hasta llegó a decir que las palabras del Papa «no reforman o cambian la enseñanza de la Iglesia».
Estaba en el guión. Lombardi dirá lo que quiera, pero es un cambio histórico que la Santa Sede prefiere amortiguar con grandes dosis de ambigüedad, a la italiana. Las propias palabras del Papa lo son, pues habla de «algunos casos» en que el uso del condón está justificado pero no dice cuáles. Sólo cita el ejemplo de las prostitutas e incluso aquí hay un pequeño lío, pues en algunas traducciones del libro se utiliza el término 'prostituto', en masculino. Desde 1968, año de la encíclica 'Humanae vitae' de Pablo VI, la Iglesia se oponía a cualquier anticonceptivo en todos los casos. Lo que ocurre es que el Vaticano tiene pavor a la sensación de fractura en la doctrina o de que parezca que cambia de idea sobre algo, pues se supone que maneja verdades inmutables y la tradición es su razón de ser. Benedicto XVI no podía hacer esta apertura hacia el condón más que en un acto informal de este tipo, una entrevista, y el 'Osservatore Romano' lo anticipó el sábado sabiendo cuál iba a ser el efecto. Al día siguiente, ayer, un comunicado sale a sofocar la reacción mundial.
Postura original
Pero el propio Lombardi se desdice en la propia nota unas líneas más adelante: «Numerosos teólogos y personalidades eclesiásticas relevantes han sostenido posiciones análogas; es verdad, no obstante, que no las habíamos escuchado todavía con tanta claridad de boca de un Papa, tampoco en una forma coloquial y no magisterial. Benedicto XVI nos da por tanto con valentía una contribución importante de aclaración y profundidad sobre una cuestión largamente debatida. Es una contribución original, porque por una parte se atiene a la fidelidad de los principios morales (...), y de otra manifiesta una visión comprensiva y a largo plazo».