Rusia exige a la Alianza unas relaciones a nivel de igualdad
Moscú quiere conocer el contenido exacto de la propuesta para que participe en una defensa antimisiles
MOSCÚ. Actualizado: GuardarEl presidente ruso, Dmitri Medvédev, acude a Lisboa confiando en que la OTAN inicie realmente una nueva era en sus relaciones con Moscú. Espera, según recogía ayer una nota de prensa del Kremlin, recibir respuesta a las interrogantes que le más preocupan en materia de seguridad. El contenido exacto de la propuesta de la Alianza de crear un escudo antimisiles conjunto con Rusia es uno de los asuntos fundamentales que Medvédev desea esclarecer en la capital portuguesa.
Desde que George W. Bush puso sobre la mesa la extensión a Europa de su sistema de defensa contra posibles ataques con cohetes de Irán o Corea del Norte, Moscú no ha cesado de repetir que tal dispositivo está realmente dirigido contra Rusia. La anterior cumbre atlántica, celebrada en Bucarest en 2008, a la que acudió el entonces presidente Vladímir Putin, fue especialmente tensa a cuenta del polémico escudo. Pero la creación de un sistema único integrado es algo muy complicado y en el Kremlin son conscientes de ello.
Serguéi Prijodko, asesor de Medvédev en política Exterior, dijo ayer que lo que quiere su país es «participar con la OTAN en pie de igualdad en la creación de un sistema de defensa antimisiles. Igualdad significa que Rusia pueda tomar decisiones, dentro del consejo conjunto, aunque sea en algunos segmentos», subrayó.
Acuerdo de desarme
Otro tema que inquieta a las autoridades rusas es el acuerdo de desarme nuclear Start y los inesperados problemas que están surgiendo en su ratificación por parte de EE UU. Las declaraciones del influyente senador republicano, Jon Kyl, en cuanto a que va a ser imposible realizar la votación sobre el Start antes de 2011, se ha percibido en Moscú como un indicio de que todo puede quedar en papel mojado, igual que sucedió con el tratado de 1993. A juicio de varios analistas rusos, si fracasa la ratificación, se hundirán también las relaciones con la OTAN.
Moscú también se pregunta hasta dónde piensa llegar la Alianza en su política de admitir nuevos miembros. Los planes de incluir a Ucrania y Georgia provocaron una profunda crisis y Putin no se mordió la lengua al denunciarlo. Rusia se propone además que la OTAN limite el número de tropas y armamentos en países que pertenecieron al Pacto de Varsovia.
Hasta cuándo Georgia va a seguir siendo un escollo que impida una cooperación plena entre Rusia y la OTAN es otra interrogante que atormenta a la cúpula rusa. El Kremlin considera que las provincias de Osetia del Sur, escenario de una guerra entre tropas rusas y georgianas en agosto de 2008, y Abjasia son ahora «estados independientes» y hace falta «adaptarse» a esa «inmutable» realidad.
Medvédev espera también contestación a su reiterada proposición de crear una nueva arquitectura de seguridad en Europa, cuestión que engloba todas las anteriores y que implica reconocer a Rusia unas determinadas áreas de influencia y la existencia de una zona gris al este del Viejo Continente, en donde la OTAN no pueda desplegar material bélico sin la autorización de Moscú.