Patrullando con harapos
La Policía Nacional ha visto mermado su vestuario por falta de fondosUniformes viejos, botas de academia y camisas defectuosas y de verano componen la ropa diaria de los agentes de Jerez
JEREZ. Actualizado: GuardarLa crisis y el tijeretazo de Zapatero han hecho mella hasta tal punto en la Comisaría de Jerez que el vestuario de los agentes se ha visto recortado y seriamente perjudicado por la falta de fondos. Como contó ayer el delegado de la Confederación Española de Policía, Antonio Olivencia, la empresa encargada comenzó a repartir hace unos meses los uniformes nuevos pero, cuando el impago por parte de la dirección policial se alargó en el tiempo, no le quedó más remedio que suspender los pedidos.
La consecuencia directa de esto fue que hubo funcionarios a los que les dio tiempo renovar sus prendas y otros a los que no, de tal forma que en una misma patrulla hay un profesional con el uniforme nuevo y otro con el antiguo. «La ropa no sale de la fábrica porque no hay dinero para pagar -explicó Olivencia-. A la dirección le importa muy poco si vamos hechos unos mamarrachos o si tenemos frío».
En cuanto a esto último, el delegado sindical se refirió al hecho de que muchos de ellos se han quedado con el polo de mangas cortas propio de verano, al no haber presupuesto para uno de mangas largas. «El jefe lo que nos ha dicho es que no nos vayamos a quitar el jersey, algo que nos parece kafkiano», aseguró asimismo.
Como relató, la distribución de la ropa se hizo de tal forma que primero se beneficiaron los agentes de Seguridad Ciudadana (que son los que patrullan diariamente) y unidades que suelen ir de paisano como la Judicial se quedaron al final del reparto.
Un comportamiento en principio lógico con una salvedad: los funcionarios van cambiando de puesto, de manera que el que hoy está en un grupo mañana lo trasladan a otro. Ello ha originado que policías que no disponían de uniforme y prendas nuevas hayan desembarcado en una unidad que hace indispensable esta dotación, y se encuentren con que carecen de ella, algo que también ocurre con funcionarios que han cambiado de destino y proceden de otras comisarías. Para más inri, desde la CEP subrayan que el vestuario de nueva utilización presenta una serie de desperfectos, como unos bolsillos que están colocados en un sitio incómodo y que hacen que los bolígrafos que se meten dentro se claven en los brazos, por no hablar de que algunos uniformes ni siquiera los tienen.
El calzado tampoco escapa a las críticas sindicales, y en este caso también se paralizó el presupuesto a la mitad y algunos han tenido que conformarse con las botas que se utilizan en la academia policial, que son bastante duras y de difícil aguante. Lo peor de todo, la resignación con la que los agentes han de afrontar el problema, ya que «los jefes lo que dicen es que esto es lo que hay».