Sobrecarga informativa
Actualizado: GuardarSi usted ha seleccionado y está leyendo este artículo a cualquier hora de este jueves en el que tiene tantas cosas que hacer no hay duda: usted padece de sobrecarga informativa. Si a lo largo del día no da abasto a la cantidad de información que le llega, y se siente desbordado sin poder responder a tanto estímulo entrante, pertenece ya legítimamente al club de los sobresaturados de información.
Aludíamos hace unos días en clase de Pautas de Comunicación al concepto de 'ruido' como cualquier elemento que obstaculiza una comunicación clara y fluida. Podemos entender de esta manera las interferencias, las redundancias, las dificultades para identificar la información relevante, los canales sobrecargados, etc. Esto no hay quien lo pare. La cantidad de nueva información disponible se duplica cada vez en menor tiempo: hace una década se hablaba de que ocurría cada tres años, y actualmente se comenta que ya se duplica en sólo dos años. Progresivamente gran parte de lo que ocurre ahora mismo en el mundo está siendo recogido, anotado, registrado o grabado por algún medio informativo y/o de comunicación: prensa, radio, televisión, cine, videocámaras, correo electrónico e Internet, multimedia, teléfono, actas de todo tipo y otros registros, vallas publicitarias, graffitis, cómics... Me decían mis alumnas y alumnos que les cuesta encontrar una información fiable, que en Internet está todo muy fragmentado, disperso y colapsado, y que es difícil diferenciar lo verdadero y lo falso, que la televisión ayuda poco y que los libros y la prensa les ofrecen más garantías (¿quizás por la firma?). Lo decían jóvenes de veintitantos años. En general acudimos a prensa, radio, televisión e internet para buscar la información cotidiana, y es en Internet donde se busca una ampliación de esa información y donde se hacen consultas de curiosidad general, para entretenimiento, para realizar algún trabajo y, no sin cierto peligro, para realizar consultas médicas.
'Fahrenheit 451', película de ciencia ficción de los años 60, intentaba mostrar con ironía cómo a través de la quema de libros y del consiguiente aumento de l ignorancia se podría ser más feliz. ¿Qué pasó cuando el incendio de la Biblioteca de Alejandría? ¿Qué pasaría ahora, en los tiempos actuales, si desaparecieran todos nuestros ordenadores y toda la información en ellos almacenada?
Ante el aluvión de informaciones ¿cuáles son importantes? Escuchémosles a ellos:
W. Benjamin: «El humano actual ha abandonado los relatos tradicionales de la sabiduría por la noticia informativa».
T.S.Eliot: «Hay conocimiento que perdemos en la información y hay sabiduría que perdemos en el conocimiento».
Edgar Morin: «Necesitamos una nueva sabiduría basada no en el acumulo de información sino en una relación armónica entre los conocimientos».