Ciudadanos

Un tribunal temido por las defensas

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Los abogados rara vez, salvo si tienen que ejercer la acusación en un procedimiento, son amigos de los jurados populares. Saben que es muy difícil abstraer a un grupo de ciudadanos de cualquier elemento que contamine su veredicto. En la 'operación Karlos' el riesgo era más que evidente. Al tratarse de una causa ventilada en numerosos medios de comunicación, sobre todo por la implicación de un personaje del papel 'couché', era muy difícil que los componentes del tribunal popular no llegaran a la Audiencia con ideas preconcebidas. A esto se añade que los jurados suelen ser más severos en sus veredictos y estos, en muchos casos, tienen que ser devueltos porque no están bien motivados.

Pero sin duda, el papel más desconcertante ha sido el de Carlos Carretero. Antes de que la Audiencia Provincial se decantara por la figura del tribunal popular, consultó a las distintas partes personadas. El letrado del ex policía local pidió entonces jurado. Sin embargo, cuando el auto fue recurrido ante el Supremo, cambió de opinión. Todo sea por ganar tiempo.