Fillon y Sarkozy se miran tras reafirmar el presidente su confianza en el primer ministro y encargarle el formación del nuevo Gobierno. :: AFP
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Sarkozy confía a Fillon un Gobierno de cambio

El nuevo Ejecutivo francés designado para conservar el Elíseo en 2012, y al que vuelve Alain Juppé, se escora a la derecha

PARÍS. Actualizado: Guardar
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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ratificó ayer la confianza al primer ministro, François Fillon, que le había presentado la dimisión la víspera, para encabezar un gabinete remodelado de campaña electoral con el objetivo de conservar el Elíseo dentro de dieciocho meses. El nuevo Gobierno, al que regresa Alain Juppé para asumir Defensa y Michèle Alliot-Marie pasa de Justicia a Exteriores, es un equipo de combate dominado por personalidades de corte conservador afines al jefe del Estado y escorado ideológicamente a la derecha al perder a figuras centristas como Jean-Louis Borloo o Hervé Morin con apetencias de porfiar por el poder en las presidenciales de 2012.

Como habían adelantado la víspera fuentes del Elíseo, Fillon fue ratificado por Nicolas Sarkozy al frente del Gobierno en una decisión que le convierte en el gran vencedor del ajuste. El gobernante que a finales de septiembre tenía un pie fuera de Matignon (la Moncloa francesa) sale reforzado de la crisis y con su autonomía política ampliada respecto a un jefe del Estado que le había conferido el papel de mero colaborador cuando le nombró hace tres años y medio en pleno apogeo de su 'hiperpresidencia'.

En el último sondeo de opinión conocido, Fillon gana cuatro puntos de popularidad en un mes y se impone como la personalidad conservadora con más futuro a ojos de los franceses, de los que el 45% juzga su balance positivo.

En el polo opuesto, la imagen de Sarkozy se degrada a sus cotas más bajas con sólo un 32% de opiniones favorables mientras dos tercios de los encuestados no confían en su capacidad para mejorar la situación del país, incluso con un nuevo Gobierno. «La fidelidad de mi compromiso al lado de Nicolas Sarkozy, en respuesta a su confianza, se inspira en mi profunda estima personal y en mi adhesión en su acción para el país», proclamó Fillon nada más ser ratificado. En un comunicado, fijó los ejes programáticos de la nueva etapa con los objetivos de «reforzar el crecimiento económico al servicio del empleo, promover las solidaridades y garantizar la seguridad de todos los franceses».

El gran perdedor es Jean-Louis Borloo, 'número dos' del anterior gabinete, que hace solo unas semanas ya había comenzado a preparar la mudanza para instalarse en Matignon. Deseoso de capitalizar su perfil centrista, Sarkozy le ofreció las prestigiosas carteras de Asuntos Exteriores, Justicia o un superdepartamento de Asuntos Sociales para conservarle en el equipo gubernamental. Pero el hasta ahora ministro de Ecología prefirió «recobrar mi libertad de proposición y de palabra al servicio de mis valores, que no son circunstanciales, a empezar por la cohesión social», explicó en una nota que presagia la apertura de una brecha en la mayoría de centroderecha.

La dimensión electoralista de los cambios de cara a las presidenciales de 2012 se ilustra también con el relevo operado en el mando de la UMP, el partido gobernante. Jean-François Copé, que era el líder del grupo parlamentario conservador en el Congreso, llegó a un acuerdo con Sarkozy para sustituir en la secretaría general del partido presidencial a Xavier Bertrand, que regresa al Ejecutivo del que salió en enero de 2009 al frente de un gran departamento social que aglutina Trabajo, Empleo y Sanidad.

El pacto, que deja a Copé las manos libres para consumar sus ambiciones presidenciales mediante una eventual candidatura al Elíseo en 2017, fue consecuencia de su rechazo a convertirse en ministro del Interior. Finalmente fue confirmado en el cargo Brice Hortefeux, amigo íntimo de Sarkozy, que vio sus poderes fortalecidos con la asunción de una secretaría de Estado para la Inmigración, asunto que acaparaba hasta ahora la atención de todo un ministerio.

La vascofrancesa Michèle Alliot-Marie pasó de Justicia a Asuntos Exteriores, donde el socialista tránsfuga Bernard Kouchner paga el fin de la aventura aperturista a la izquierda. Como él mismo había insinuado con unas declaraciones que precipitaron los acontecimientos, el exprimer ministro Alain Juppé se hizo cargo de la cartera de Defensa a imagen y semejanza de Michel Debré, un histórico jefe de Gobierno gaullista que inauguró hace años la misma trayectoria.

La tutela de los Ejércitos era desempeñada hasta ahora por Hervé Morin, jefe de filas del Nuevo Centro, cuya salida del Gabinete confirma la pérdida de peso político del centrismo en detrimento de los sectores conservadores más afines y leales a Sarkozy.