ESPAÑA

Zapatero recuerda que en España legisla el Parlamento y no el Papa

Emplaza a Rajoy a que rectifique su política catalana y reta a CiU a que diga si va a pactar con los populares

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El presidente del Gobierno se estrenó en la campaña electoral catalana con una respuesta al Papa Benedicto XVI por medio de persona interpuesta, Mariano Rajoy. José Luis Rodríguez Zapatero no había justificado hasta ahora su ausencia en los actos religiosos durante la visita del Pontífice y lo hizo con una pregunta: «¿Pero qué quiere Rajoy, que hagamos las leyes que quiere el Papa? De ninguna manera, haremos las leyes que quiere el Parlamento y los ciudadanos de este país». De esa forma contestó a las críticas del líder de la oposición, quien dijo que el presidente no estuvo a «la altura» durante la visita papal, y a Benedicto XVI, quien mostró su preocupación por el sesgo laicista de la legislación en España.

El presidente del Gobierno mostró en el mitin celebrado en la localidad barcelonesa de Viladecans el perfil más progresista e hizo una encendida defensa de sus políticas sociales. Defendió la autonomía de la democracia para no seguir los dictados de la Iglesia católica después de «décadas y décadas» en que se han impuesto «las leyes, los códigos de conducta (católicos) y una forma determinada de ver la vida y la religión». Ahora, agregó, los tiempos han cambiado y «la gran mayoría» de los ciudadanos quiere ser «libre y que nadie le imponga una moral» porque «la moral se la impone cada uno libremente».

Zapatero se mostró orgulloso de esta separación de filosofías de la vida y aunque evitó responder de forma directa a los comentarios críticos del Papa a las leyes sobre el aborto y los matrimonios homosexuales de España dejó sentado que la visión del Sumo Pontífice no va a hacer mella en sus convicciones. Se cuidó, no obstante, de no hacer mención alguna al aparcamiento del proyecto de ley de libertad religiosa, un gesto en el que muchos vieron un guiño a la Santa Sede.

Hechas estas apreciaciones, Zapatero se metió en harina electoral con una arenga a los alicaídos socialistas catalanes, que ven que sus días en el Gobierno tienen las horas contadas. «La remontada -dijo- está en marcha, ahora a por la sorpresa», dijo un eufórico Zapatero, quien admitió así, aunque de forma implícita, que una victoria el PSC en los comicios no entra en la lógica política.

Su implicación en la campaña no llega al 'full time' de Rajoy, pero sí se ha animar con su asistencia los grandes mítines. El domingo que viene estará en Lérida, y regresará para el fin de campaña, el 26 de noviembre, aunque en el PSC aún no sabe si se atreverá con el mítico palacio Sant Jordi. CiU y PSC mantienen una guerra psicológica en este terreno. Los nacionalistas ya han confirmado que su fiesta de cierre será en el Sant Jordi -con capacidad para 20.000 espectadores- el 25 de noviembre. Los socialistas tienen reservado el local para el día siguiente, pero han apalabrado otros tres auditorios más por si al final renuncian al pabellón olímpico de 1992. Y es que temen que en estos momentos de desmovilización de los suyos, el Sant Jordi, allí donde Zapatero hizo la promesa de que aprobaría el Estatuto que surgiese del Parlament, es muy difícil de llenar.

Respeto al Estatut

Como Rubalcaba la víspera, Zapatero se empleó ayer con vehemencia, casi a partes iguales, contra Rajoy y Artur Mas. Emplazó al líder de oposición a que adquiera un compromiso: «Que nunca más hará una política contra Cataluña para intentar ganar votos en el resto de España». «Si lo hace, se lo reconoceremos porque será bueno para Cataluña y España que respeten el catalán y el Estatut», expresó. Además, instó al candidato de Convergencia a que mientras Rajoy no haga este compromiso público, diga que no pactará con el PP.

También ironizó por unas recientes declaraciones de la candidata popular, Alicia Sánchez-Camacho, que manifestó que a Rajoy ya se le conoce como «el catalán» por su constante presencia en Cataluña. Dijo que tuvo que leerlo «tres veces» porque «después de todo lo que ha hecho» en contra del 'Estatut' o de la política lingüística de la Generalitat se le hacía difícil comprender semejante patronímico. «A buenas horas mangas verdes», resumió.

Zapatero puso al PSC como la garantía de convivencia en contraposición a las posturas PP y CiU. «El socialista es el partido que más se parece a Cataluña. A esta Cataluña que tanto quieren manejar separadores y separatistas», señaló. Y remató: «¿Qué sería de la convivencia, si no fuera por el PSC?». «Somos el partido del orgullo por y de Cataluña», afirmó.