José María Román se esfuerza en venderse lo mejor posible. :: LA VOZ
Ciudadanos

Por un puñado de votos

Los plenos se han convertido «en un circo» para unos y una muestra de la «actitud dictatorial» del alcalde para otros Suben de tono las acusaciones entre Gobierno y oposición en lo que es ya una precampaña electoral en toda regla

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La guerra ha comenzado. De manera soterrada en unas ocasiones, y de forma abrupta en otras, la lucha de la precampaña electoral es la tónica habitual en la vida política de la localidad en las últimas semanas. Con la maquinaria de los grandes partidos a pleno rendimiento para preparar a sus respectivos candidatos, y con una actividad también frenética en las formaciones minoritarias para tratar de arañar votos a pie de calle, la clase política chiclanera ha comenzado su particular cuenta atrás para las urnas. Como ya sucediera en 2007, las municipales del próximo mayo tienen a día de hoy un resultado incierto. PSOE y PP han realizado ya los primeros sondeos, barajando diferentes variables como el comportamiento de la economía en los próximos meses, el agrado de los votantes con uno u otro alcaldable, e incluso la opinión que le merecen determinadas circunstancias de la vida local. Poco servirán esas encuestas, seguramente; como ya se demostró hace cuatro años.

De momento, la munición de unos y otros está sobre la mesa. Y comienzan los disparos. Como siempre, uno de los más beligerantes es el ex de IU, José Pedro Butrón. El que fuera concejal de Urbanismo con el cuatripartito y candidato ahora de Unidos por Chiclana, recuperó hace unos días el asunto de la pérdida de una parcela municipal de 103.000 metros cuadrados en la urbanización de Coto San José, para volver a exigir la dimisión del alcalde, José María Román. El asunto suena manido, y el regidor socialista le ha respondido de inmediato, a través de su blog. Allí Román recuerda que un juez calificó su proceder al respecto como «intachable». El regidor lamenta la utilización de una supuesta «denuncia falsa» para desgastar su imagen pública. Pero todo parece valer en la política local últimamente.

La punta del iceberg

De hecho este episodio es sólo la punta de iceberg. El incremento de la tensión entre la clase política chiclanera se refleja a diario, pero tiene su máximo exponente en los plenos. Las sesiones del último año y medio están casi siempre vacías de contenido y de debate político de cierta altura. Para el equipo de Gobierno, en el que prácticamente sólo alzan la voz media docena de miembros del PSOE, la cita mensual de la Corporación se ha convertido «en un circo». La oposición, que realizó en una de las últimas sesiones un plante y no intervino en señal de protesta, en cada pleno se refleja «la falta de gestión de este gobierno».

Por lo demás, y en pleno proceso de diseño de campaña en el seno de los grandes partidos, la guerra de guerrillas continúa en la calle y en los medios de comunicación. Román y los suyos se empeñan en promocionar las mejoras de la ciudad, como las obras de saneamiento de Rana Verde, que acabarán con los problemas de inundaciones en la zona, o la fuerte inversión en materia social, como por ejemplo la vinculada al Plan de Empleo Local, que el próximo año dejará un millón de euros para los desempleados. El alcalde ratifica cada vez que tiene ocasión su «compromiso» contra el paro, y se esfuerza desde hace semanas en comunicarse con los ciudadanos, en estar en actos menores de diferentes asociaciones o barriadas, y en venderse lo mejor posible.

La oposición, entre tanto, continúa un tanto deslabazada. Aunque hay quien predice desde las filas socialistas que ya existe una especie de acuerdo tácito para gestar un nuevo pacto que arrebate la alcaldía a los socialistas en caso de que éstos no consigan la mayoría; eso parece aún ciencia ficción, máxime teniendo en cuenta la experiencia de los primeros 17 meses de pacto a cuatro bandas del cuatripartito de la presente legislatura.

Estrategias

Sea como fuere, los próximos meses se avecinan intensos. En la precampaña del PSOE es prioritario poder explotar inversiones y actuaciones de mejora en la ciudad, pese a que algunos de los proyectos señeros -caso del tranvía-, no hacen otra cosa que acumular sobresaltos. En la acera de enfrente, el PP se ata los machos, critica lo que puede y busca aliados. Ernesto Marín como candidato parece consolidado; muchos creen que no ha estado el suficiente tiempo en primera línea como para agotar su credibilidad.

Tras este bipartidismo meridiano de Chiclana, parecen situarse en el horizonte de 2011 dos formaciones de nuevo cuño; se trata de la Unidos por Chiclana, del propio Butrón, y del Partido Vecinal Regionalista (PRVE), una formación amparada por los vecinos, que podría aglutinar los votos de los propietarios de viviendas irregulares descontentos con las formas impuestas en el proceso de legalización por el Ayuntamiento y su Gerencia de Urbanismo.

La incógnita de en qué lista electoral irá Manuel Guerrero, que ya ha sido alcaldable por PSA y PA, o de cuántos sufragios arrancarán partidos minoritarios como UPyD, DIPA y la devaluada IU, son otras de las cuestiones que se resolverán en mayo. La carrera ya ha comenzado. Aún no hay carteles, ni vallas publicitarias, ni mítines. Pero la prueba de las urnas está al caer.