Carlos Edmundo de Ory durante una de los últimas visitas a Cádiz. :: LA VOZ
Sociedad

De Ory según de Ory

El poeta gaditano se retrató en las más de 4.000 páginas de diarios que dejó escritas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«Dos cosas serias de la vida: el amor y la risa». «Hoy tengo el amor subido». «Me extraña la palabra 'amor' en el verbo 'amordazar'». «El amor es contrario a la metafísica». (Aerolitos).

«Por lo demás, el arte no dejará nunca de ser ilusión, palabra cuya etimología latina arranca de 'ludere', es decir 'jugar'. La poesía por sí misma ha de considerarse como juego de niño con el mundo. Por eso es también hechizo, 'fascinum'. Suele olvidarse que la palabra 'canto' y la palabra 'encantamiento' se relacionan íntimamente, y que todo hechizo es estremecimiento por el canto». (De 'Sueño de la poesía'). «Amo el arte porque no me queda otra cosa». ('Diarios').

«Odiar el arte. Los artistas son todos idiotas. Establecer un cruce. Por donde pasa mi furgoneta no pueden pasar trenes de viajeros. Yo voy a ningún sitio y transporto ratas negras. ¡Dejadme a mí con ellas! Los hombres van a las estaciones en donde se puede bajar. Mi billete dice: 'Gratuito. Dirección prohibida. No para nunca'». (De sus 'Diarios').

«¿Hay algo más subjetivo que el agua?». (Aerolitos).

«Como Maugham, pienso que la belleza es un poco aburrida». ('Diarios'). «Quisiera buscar la belleza en el infinito y no encuentro más que la duda». (Areolitos). «La belleza se bebe» (durante la presentación de 'El desenterrador de vivos').

«Preparo la cama para recibir el placer ajeno, y a poco yazgo con el perro femenino escapado en la noche, la hembra que ha dejado el hijo de Nadie solo, mientras ella olfatea y copula con su presa igualmente carnívora. Sube a un taxi, después de llenar de humo la guarida de los besos clandestinos. Líbrame, Señor, del Maligno y dame a comer un aliento especial de migas preciosas como pétalos». ('Diarios').

«Cuando mi deseo desea algo -desea que escriba-, mi alma hastiada por el dolor y el esfuerzo empieza a negar al deseo sus derechos». ('Diario') «El deseo es innegociable». «Deseo el afán de desear». (Aerolitos).

«Me gustaría apostar con alguien, jugándome la vida con ello, a que no existe 'tampoco Dios'. ¡Y otra cosa! Si hay alguien con quien me gustaría conversar de algo... Sería con los muertos». ('Diarios').

«Dormir no duele». «Ningún dolor se inventa». (Aerolitos). «Lo que verdaderamente perturba, enloquece, hace reventar la resignación, en el dolor, en la tristeza, la pasión de amor y la pasión de vivir, es lo que se tiene de más. Lo que el dolor tiene de más me hace que no lo soporte». ('Diarios').

«Soy un mero transmisor: la idea surge, viene, yo me limito a coger la pluma, y entonces noto cómo ella se escribe sola». «Ya no escribo, sino que dicto. Cada vez que tengo un arrebato de inspiración, toco una campanita y Laura, mi mujer, acude y la apunta. En realidad, deberían colocar su nombre junto al mío en esa placa que alguien ha puesto en la casa en que nací, o al menos pegarle debajo una fotocopia con sus datos». (Entrevista a 'La Voz de Cádiz', 17-4-2008).

«Yo parto del romanticismo germano y universal. De la idea teórica y activa del espíritu libre. Del ansia de infinito y de la eterna Sehnsucht. Del amor eterno y de la eterna inestabilidad amorosa de la vida terrena. Leopardi; Novalis también. Mi poesía parte del hombre humano. De la nostalgia y de la angustia, y aspira a ser escuchada por Dios. Yo soy todo anhelo, inteligencia amorosa. Toda la ternura de Baudelaire, toda su sensualidad». (A Andrés Sánchez Robaina, para 'El Cultural de ABC, julio 2001).

«Son unos genios mundiales, tal vez muchos de ellos olvidados por la gente incluso más culta, pero cuya cultura es enteramente superficial. Poetas, no de tipo popular, que no sirvieron nunca para halagar a una sociedad burocrática ni de salón. Los conozco en seguida por sus rostros y por el fuego de sus almas. Más bien representan para mí unos arquetipos: arquetipos del carácter individual del genio que cada uno de ellos asumió en vida. Son vidas. Busco dentro de ellos al hombre. Cuando pronuncio sus nombre tiemblo. Ellos asombran y alumbran mi espíritu. Conozco sus vidas más que sus obras. Sólo a ellos envidio. Porque fueron de verdad. Vivieron y murieron de verdad. Amo esas vidas. En la inmortalidad rezan como únicos. Son unos trágicos; ora sombríos o resplandecientes; ora sensuales, eróticos; ora patéticos y profetas. Hombres que en su mayoría, murieron locos. Puedo nombrar algunos: Aleksandr Blok, un ruso; y Gogol, otro ruso. Baudelaire, francés; Nerval, también francés; Hölderlin, un soñador alemán; Tasso y Leopardi, italianos.

('Diarios').

«¿Qué llevo sobre mis espaldas yo, sino vejez y en todo caso joroba? La fealdad del mundo me toca a mí trasladar, en noches tristes, de la tierra en que vivo a las tinieblas en que veo reflejada mi faz. Pobres espaldas humanas, malocupadas». ('Diarios').

«No quiero pensar como todos; no quiero pensar como nadie. Quiero pensar como mi cuerpo, en su lucha con el espíritu, me recomienda que piense; como mi espíritu, en su lucha con el cuerpo, me recomienda. Ni dejo que el cuerpo venza al espíritu ni puede vencer mi espíritu al cuerpo. Mi pensamiento se forma con mi dualidad, y no al contrario». ('Diarios').

«Hay una cosa que me ocurre ahora que voy dejando de ser joven: los impulsos de la juventud me aterran. Yo los he sentido como nadie; pero, ya sea porque me han dejado exhausto, los considero absurdos. No hay nada como la dureza del hombre acabado. Y que ha encontrado, por fin, al gran enemigo de la vida». ('Diarios').

«No concibo la poesía sin locura». «Estar algo loco es la mejor manera de estar poco muerto». (Clausura taller literario Diputación). «La locura es un sueño hueco». ('Diarios').

«Realmente, no me importan nada las opiniones ajenas. ¡Qué bien estoy solo! Aquí, en mi choza, podrá entrar el polvo, pero la hipocresía nunca». ('Diarios').

«Así me habló Eduardo Chicharro un día: ¿Qué es decir, Carlos, qué es decir cosas... si cuando se dice no se atina a decir lo que sabemos? Nada de lo fijo es fijo y las cosas se pierden allá en lo condicional. Siempre hay un pero para todo y un casi, pero lo más terrible es que hay una anulación de todo. Tomamos palabras y las vamos colocando en las ramas del árbol, pero cuando queremos expresarnos, cuando queremos decir lo que sentimos entramos en la gran Torre de Babel». (De 'Nuevos Aerolitos', Ediciones Libertarias, 1995).

«¿Qué es la poesía, sino una exclamación sobre el abismo, una interrogación respondida por la voz de la angustia en medio de las sombras?» ('Diario').

«Tengo 25 años. Creo en lo abstracto y tengo la lógica de los violines. Soy un místico aunque nadie lo sabe. Recorro calles de Madrid, como un negociante, con mi cartera bajo el brazo, pero al terminar la jornada, en mi lecho encuentro la sabiduría. El techo falso derribo de las vanidades. Miles de versos malos me vienen al oído. Por mi nariz entra humo de tristeza. Hablar del cosmos es hablar del caos. En los escombros de mi biblioteca encontrarán un día mi corazón. La flor de la amistad la conservo dentro de los cristales de un pisapapel mágico. La vida me parece un harapiento imbécil, sin cama de hospital ni manicomio. ('Catálogo propio de la exposición 'Pintura y Postismo').

«La risa es el sexo del alma». «¿Por qué se dice 'morir' de risa y no 'vivir' de risa?» (Aerolitos). «La poesía es risa, la vida es risa, lo profundo es la risa. La risa es el canto de los órganos». ('Diarios').

«Cambio libertad por soledad» (Verso). «El acto más puro de los actos, según pienso, es el estar solo. El arte es eso». ('Diarios').

«Sólo nos cabe soñar. Hablemos, pues, de sueños... Y soñemos al hablar. Pero no digamos lo que sintamos porque nadie nos ha de entender. Yo no quiero decir ya nada, nada mío. Yo no quiero escuchar ya más que locuras que se digan; las sandeces y los disparates. Quiero oír las blasfemias, los llantos y las maldiciones», refiriéndose a la filosofía común con Chicharro, para 'ABC'.

«Lo terrible de la tristeza es que es particular». (Aerolito).

«La ciencia es fría y maléfica. La verdad reside en la pasión. Bastan estos versos de Yeats para convencernos de la virtud de la poesía». (De 'Sueño de la poesía').

«Romper el yo en pedazos». (Aerolitos).

Carlos Edmundo de Ory dejó dicho que no pretendía decir nada. Nada suyo. Y que no quería oír más que locuras, sandeces y disparates, blasfemias, llantos y maldiciones. Afirmó, de la mano de Eduardo Chicharro, en aquellos años 40 en los que se propuso compendiar y superar todas las vanguardias, todos los 'ismos' en uno solo, «nuevo, quemante y vivificador», que ya nunca más se fijaría en las palabras que no fueran dichas por los niños y por los poetas, «pero por los verdaderos poetas, no los que dicen lo que creen o lo que sienten, sino los que lo oyen desde lejos o desde dentro».

Partiendo de esa filosofía, más o menos intocada hasta el día de su muerte, dejó dichas muchas de esas cosas que no quería decir, cosas ajenas, extrañas, que no eran suyas, sino los frutos aleatorios de una voz a la que él se 'limitaba' a prestar su boca, sus manos y sus letras. Como un medium de sombrero negro y melena de paje. Además de los 'aerolitos', ese magma de frases cortas, versos sueltos, hallazgos, citas e iluminaciones, dejó escritas más de 4.000 páginas sembradas de «reflexiones irreflexivas»: diarios, ensayos, artículos esporádicos, declaraciones a la prensa en las raras ocasiones en las que se dejaba entrevistar... Sirve todo este legado, en cierto modo, para reconstruir la forma de pensar y de sentir de alguien que no quería contar cómo pensaba ni qué sentía. Palabra a palabra, éste era (es) Carlos Edmundo de Ory. Por Carlos Edmundo de Ory.