SOMOS DOSCIENTOS MIL

EL CONSEJO REGULADOR

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Vaya por delante mi enhorabuena hacia el señor Fernández, don Antonio, ex concejal del Ayuntamiento jerezano, ex consejero de Empleo de la Junta Andaluza y, creo que pronto, igualmente ex diputado del Parlamento Andaluz, entre otros muchos cargos y honores. El señor Fernández, don Antonio, es además compañero del Colegio de Abogados al que pertenece este cronista, de ahí que tenga motivos más que suficientes para desearle desde aquí mis mayores parabienes en su nueva etapa como Presidente del Consejo Regulador del Vino de Jerez.

Sin embargo, hay algo que no me gusta en el nombramiento de mi ilustre compañero. El Consejo Regulador, aunque legalmente es una Corporación de Derecho Público que, en el ejercicio de diversas funciones, actúa cómo órgano desconcentrado de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, en el fondo no es otra cosa más que la representación de los intereses privados de todos aquéllos que tienen algo que ver con el vino de Jerez, fundamentalmente viticultores y bodegas.

Ignoro qué opinarán ustedes de todo ello pero, al firmante de las presentes líneas, el hecho de que un político, y el señor Fernández lo es, se alce como presidente de una institución que defiende los intereses de empresarios privados, es una ecuación cuya incógnita tiene complicada resolución. Me quedo sin respuestas al plantearme interrogantes tales como: ¿qué va a ocurrir cuando los intereses de la Junta de Andalucía se enfrenten con los intereses directos de los viticultores o bodegueros? y ¿qué postura asumirá entonces el nuevo presidente? Conviene no olvidar que, aunque haya accedido al cargo gracias a los votos de los vocales del Consejo representativos del marco del Jerez, su nombramiento es muy bien visto desde las instituciones andaluzas.

El Consejo, como puede leerse en la información que ofrece su página web, representa a todos y cada uno de los sectores profesionales de la Denominación de Origen: bodegueros, embotelladores, almacenistas, viticultores independientes y miembros de cooperativas. De hecho, el pleno de la Institución sólo representa al sector empresarial, por estar formado por 21 personas, de las que 18 se eligen democráticamente cada cuatro años, representando nueve de estos vocales al sector productor (viticultores), y los otros nueve al sector comercializador. Los otros tres miembros que completan el número de 21, son el propio Presidente, un representante de la Junta de Andalucía, con voz pero sin voto, y el Secretario General del Consejo

Así que, con una composición privada, empresarial y mayoritaria del pleno, el que su presidente sea un cargo de amplia trayectoria política, ligado directamente al partido que además es el que gobierna Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía y el propio Gobierno, es algo que a quien escribe no termina de cuadrar, lo mire por donde lo mire.

De hecho, por si alguna duda me hubiera quedado, en la foto que el pasado jueves La Voz traía a su portada, se observaba el brindis realizado tras el nombramiento de don Antonio como presidente y, curiosamente, la copa la alzaban sólo políticos: el alcalde de Trebujena (IU), la alcaldesa de Jerez, la alcaldesa de Sanlúcar y la consejera de Agricultura (todas del PSOE). Quizás es que la vejez me esté volviendo muy suspicaz, pero tanto político brindando por el futuro de una organización empresarial, sin un solo empresario a la vista, es algo que me pone los vellos de punta.

A pesar de todo, créanme si les digo que don Antonio me parece un buen tipo, de esos que aún se paran a charlar con sus conocidos (entre los que me hallo) cuando se los cruza por la calle y, aunque en su etapa como consejero de Empleo alguna pata deslizó (recuerden la más sonora, consistente en acusar a las familias de desempleados de ser solidarias con los mismos y acudir en tropel a apuntarse a las oficinas de empleo), espero que por el bien del vino de Jerez, las cosas le salgan a pedir de boca.

Si bien el hecho de que esté expectante sobre su labor en el nuevo cargo, aunque sólo sea por contarlo en estas líneas, en modo alguno me va a impedir levantar mi copa de vino de Jerez, oloroso por más señas, que en esta ocasión va por usted, don Antonio.