Más estudiantes que 'amigos'
MADRID. Actualizado: GuardarHacía años que la Audiencia Nacional no vivía un lleno como el de ayer. Los alrededores se convirtieron en un hormiguero de curiosos, periodistas, víctimas del terrorismo y muchos, muchos, estudiantes de Derecho, invitados por los magistrados a la 'gran matinée'.
Lo que no fue masiva fue la presencia de amigos de los procesados. Los rostros conocidos del independentismo se redujeron a Pello Urizar (EA), Jon Abril (Aralar), Adolfo Muñoz (ELA), y Rufi Etxeberria o Miren Legorburu (izquierda 'abertzale'). Cerca, muy cerca, se sentaron representantes de víctimas del terrorismo: de la AVT, Ángeles Pedraza; de Dignidad y Justicia, Daniel Portero, y del Foro Ermua, Inma Castilla de Cortázar.
Y apareció Otegi, con media hora de retraso, directamente traído de la cárcel madrileña de Navalcarnero. Buen aspecto -menos gordo que en los últimos años-, aunque con algunas canas de más. Con las manos esposadas a la espalda y vestido con vaqueros y un jersey negro, saludó con guiños a la treintena de allegados, que ya habían sido advertidos de que cualquier incidente, por nimio que fuera, sería castigado con la inmediata expulsión de la sala. Tampoco tenían mucho margen: más de una veintena de policías (de paisano y de uniforme) vigilaban a las casi 150 personas que, como piojos en costura, se hacinaban en la sala vistas de la primera planta.
Apenas liberado de los grilletes, Otegi se echó en brazos de Álvarez y Permach, que le dio un abrazo con un sonoro beso. Luego, durante la vista, no pararon de cuchichear animadamente, a veces casi desconectados del juicio, pero sin montar jaleo para ganarse una amonestación.