
Aznar se desmarca de González y reprueba la 'guerra sucia' a ETA
Afirma que solo el respeto al Estado de derecho garantiza la derrota «incondicional» del terrorismo
MADRID. Actualizado: GuardarJosé María Aznar, sin referirse de forma explícita a su antecesor, respondió con contundencia a las dudas que Felipe González expresó el pasado domingo sobre si hizo bien o no en rechazar la posibilidad de «volar» a la cúpula de ETA, mientras celebraba un acto en una localidad francesa. El ex dirigente popular aseveró que España, bajo sus gobiernos, nunca aceptó «soluciones de excepción para hacer efectiva la derrota de ETA»
Aznar, en un discurso que ofreció ayer tras ser nombrado doctor 'honoris causa' por la Universidad Católica de Murcia, destacó que durante sus ocho años como presidente mantuvo siempre esta misma «convicción y forma de actuar» en relación con la lucha contra ETA. Y lo hizo, enfatizó, en los momentos más duros. «Cuando el terrorismo se propuso acabar con los partidos constitucionales en el País Vasco y Navarra mediante el asesinato sistemático de sus militantes y cargos públicos y cuando entre esas víctimas estaban mis compañeros de partido», acotó.
A diferencia de lo afirmado recientemente por su antecesor en La Moncloa, destacó que si se diera la impresión de que el Estado de derecho puede quedar en suspenso o ser aplicado en conveniencia -tal y como algunos interpretan las declaraciones de Felipe González en relación a la guerra sucia contra ETA- «se estaría dañando extraordinariamente a la democracia española y se expondría a sus instituciones a la sospecha».
El ex mandatario popular abundó en esta disquisición. Sentenció, en cualquier caso, que ETA y España no pueden ser dos bandos «moralmente equivalentes» que resuelven sus diferencias y abogó por mantener a la democracia española en la senda del respeto incondicional a los principios del Estado de derecho. «Porque sólo así podrá mantener intacta su legitimidad moral y política para derrotar incondicionalmente a los terroristas».
Derrota efectiva
Aznar también realizó un análisis del momento actual, en el que el fin de ETA se ve al final del túnel. En su opinión, la banda criminal «está derrotada histórica y socialmente», pero advirtió de que se corre un riesgo si no se hace efectiva esa derrota: «Que perdamos en la derrota». Esto se produciría si se llegara a negar el derecho a los ciudadanos «a exigir a los terroristas todas sus responsabilidades».
El presidente de honor del PP considera «falsa» la disyuntiva entre legalización y violencia. Para abonar su tesis recuerda que «hubo representantes de ETA» en todas las instituciones públicas, incluido el Parlamento Europeo, y «no sirvió para evitar la muerte de nadie» porque «los pistoleros continuaban con su campaña de terror».
Aznar, sin embargo, discrepa sobre uno de los puntos que han pactado PP y PSOE para modificar en el Congreso la actual ley de partidos con el objetivo último de evitar la presencia de Batasuna en cualquier elección. El anterior líder del PP indicó que abandonar la violencia no puede ser «solo renunciar a su uso desde ahora», tal y como postula la nueva norma -que obliga a todos los candidatos y cargos públicos a condenar el terrorismo- «debe ser también el reconocimiento expreso de que nunca debió ser empleada».
Insistió, al hilo de este razonamiento, en que no se trata de crear unas condiciones nuevas en las que la violencia carezca de sentido para el terrorista. Se debería pretender, según su criterio, que se asuma que «nada legítima al terrorismo» y que éste solo crea víctimas inocentes.