
Tensión y miedo en El Aaiún
Fuerzas de seguridad mantienen un férreo control mientras buscan activistas y permiten saqueos por parte de civiles marroquíes
RABAT. Actualizado: GuardarEl Aaiún era ayer una ciudad en estado de sitio. Tras una noche relativamente tranquila pero muy tensa, miles de agentes de todos los cuerpos de seguridad marroquíes patrullaban las calles de la capital del Sáhara Occidental, que el lunes fueron testigo de los peores disturbios en décadas tras el desmantelamiento del campamento de protesta de Gdaim Izik. A pesar de la vigilancia, continuaron los enfrentamientos entre saharauis y policías y civiles marroquíes, aunque de menor intensidad.
La confusión continúa en torno al número de víctimas que podría haber dejado el conflicto. El Frente Polisario elevó ayer su lista de fallecidos a once, aunque por ahora solo se ha revelado el nombre de Bidi Mahmud el-Gargar. El ministro de Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Uld Salek, aseguró a Efe que habría, además, 723 heridos y 159 desaparecidos, de los que sus familias no tenían noticias desde el asalto y se desconoce si habrían podido ser detenidos o heridos.
Marruecos ha reconocido nueve muertos, pero solo un civil, el saharaui Gargar. Según un comunicado del procurador general del rey de Marruecos, institución que equivale a una fiscalía, «se ha abierto una investigación para dilucidar las circunstancias de esa muerte». Los otros ocho fallecidos serían miembros de las fuerzas de seguridad, dos gendarmes, dos miembros de las fuerzas auxiliares y uno de protección civil, además de otros tres agentes que no han sido identificados.
Las escaramuzas entre las fuerzas de seguridad y manifestantes continuaron durante todo el día de ayer en algunos barrios de El Aaiún. Según testigos, el barrio de Matala permanecía «completamente cercado por la Policía», que impedía tanto la entrada como la salida de sus habitantes. «Alrededor de las 10 de la mañana ha habido enfrentamientos en los barrios de Hay Matar y de Matala», aseguraba Isabel Terraza, activista del grupo Resistencia Saharaui. Terraza había pasado la noche escondida en una casa con el resto de sus compañeros, y relató que «el silencio en las calles era absoluto. Solo se oía el ruido de las patrullas y de los helicópteros». El jefe de la Policía de El Aaiún dijo, sin embargo, que la situación en la ciudad era «estable y normal», y que los disturbios del lunes se habían producido por «delincuentes comunes».
Tras un día de violencia, el temor fue el sentimiento predominante en El Aaiún al ocultarse el sol el lunes. «Hemos pasado la noche con mucho miedo», manifestaba por teléfono un activista saharaui que prefirió que su nombre se mantenga en el anonimato. «Marruecos quiere buscar culpables y saldar cuentas con los activistas pacíficos que vivimos en El Aaiún», relataba este hombre, que pasó doce años en la cárcel de Kelaa Mgouna. Enfrente de su casa, señalaba, permanecen al menos cuarenta tanquetas militares, por lo que ha decidido no poner un pie en la calle. También afirmaba que durante la noche del lunes cientos de civiles asaltaron las casas de muchos saharauis «apoyados por la Policía». «Saquearon las casas y pegaron a sus residentes», sostenía este defensor de los derechos humanos en el Sáhara. Y añadió: «Algunos se llevaron hasta las cabras».
Aprovisionamiento
Abdalahi Jouda, de Codapso, conoce bien cómo fueron los asaltos, ya que fue víctima de uno de ellos la noche del lunes. Ayer, Jouda quiso, como muchos saharauis, hacer acopio de víveres por lo que pueda suceder en los próximos días. «Todo el mundo está aprovisionándose porque no sabemos qué va a pasar», relataba por teléfono. Según Jouda, en la confusión tras el desmantelamiento del campamento muchas personas perdieron a familiares -«incluso muchos niños»-, por lo que el sentimiento que flota en el ambiente en El Aaiún es de «tensión».
Desde Dajla, la antigua Villa Cisneros, a unos 525 kilómetros al sur de El Aaiún, Bachir Lejfauni, aseguraba que ha habido intentos de revueltas en otras ciudades del Sáhara Occidental. El lunes, relataba, un grupo de jóvenes «salieron a la calle con banderas saharauis y panfletos» en Dajla y, aunque hubo enfrentamientos con la Policía, no duraron mucho. Algo parecido ocurrió en Smara, donde las autoridades prohibieron, según Lejfauni, concentraciones de más de cuatro personas.
Ayer finalizaron también las conversaciones informales entre el Frente Polisario y Marruecos que ha acogido la ONU en Manhasset, a las afueras de Nueva York. Poco se ha sabido por ahora de sus conclusiones, aunque la tensión suscitada tras el desmantelamiento de Gdaim Izik hacía prever que el encuentro sería un fracaso. Al mismo tiempo, el Consejo de Seguridad inició gestiones, a petición de México, para convocar una reunión informativa sobre los disturbios en El Aaiún.