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Un cementerio de residuos provisional desde hace más de dos décadas

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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El cementerio de Gorleben acoge ya 86 contenedores Castor con residuos altamente radiactivos, a los que se sumarán los 123 que transporta el convoy que los antinucleares intentan impedir que llegue a su destino. Y eso que la polémica sobre la legalidad del almacén todavía sigue abierta. Además, pese a sus dos décadas de existencia mantiene su situación de emplazamiento temporal, que es para lo que fue destinado, puesto que los sucesivos gobiernos alemanes no han fijado nunca la ubicación de unas instalaciones definitivas donde depositar la basura atómica que generan las diecisiete centrales distribuidas por el país.

En este sentido, la organización ecologista Greenpeace presentó recientemente una querella contra el nuevo intento de dar impulso oficial para transformar Gorleben en el almacén permanente de Alemania, al alegar que «es contrario a derecho».

El cementerio nuclear de Gorleben se encuentra ubicado en el estado de Baja Sajonia. Y precisamente, su ministro de Interior, Uwe Schünemann, manifestó ayer que todo el despliegue para que el tren con los contenedores Castor alcance con éxito su destino le va a costar al Gobierno federal unos 25 millones de euros. Lo que no explicó el dirigente regional es si en esta cantidad están incluidos, además del depliegue de seguridad integrado por casi 17.000 policías y el transporte propiamente dicho, los daños que los activistas antiatómicos están ocasionando con su protestas a lo largo de los mil kilómetros de recorrido del polémico convoy por territorio del país centroeuropeo.