CARTAS AL DIRECTOR

'1984'

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De todos es conocida la novela de George Orwell '1984'. En mi época de estudiante de Bachillerato se nos obligaba a leerla para más tarde realizar el correspondiente comentario de texto. Ignoro si actualmente se sigue haciendo, pero me gustaría que así fuese. Nuestros jóvenes deberían de hacerlo y comentarla en clase, de esa forma se sorprenderían de las infinitas similitudes de una novela escrita en 1950 con la sociedad actual. Sin duda Orwell fue todo un visionario.

En la novela casi toda la población está sujeta a una vigilancia permanente mediante telepantallas y micrófonos repartidos por toda la geografía y en la práctica totalidad de los hogares. Uno de los dogmas de la novela es «La ignorancia de la fuerza», donde la fanatización del pueblo, acentuada en los estratos más pobres, se hace evidente en su adoración al Gran Hermano que los vigila y los protege. Una intensa ignorancia, cerradez de mente, la falta de preguntas e inquietudes ha convertido a los ciudadanos en máquinas de desconfiar, donde cualquier acto sospechoso e inmediatamente denunciado por los propios ciudadanos, que faltos de criterio toman cualquier cosa que no sea explícitamente buena, como mala para el adorado Gran Hermano, protegiendo aún más si cabe, al propio sistema.

Otro de los dogmas es «La guerra es la paz». La sociedad está sumida en un continuo estado de histeria colectiva, donde el estado de guerra es permanente y donde el Estado utiliza un último elemento unificador: un enemigo común. El personaje de Goldstein personifica todo lo malo: traición al Gran Hermano, alianzas con el enemigo., y se le acusa de los más horrendos crímenes, reales o no, que se hayan podido cometer. Hoy en día, ese personaje podría ser Osama Bin Laden.

Y yo pregunto: ¿Se parece nuestra sociedad a esta sociedad ensimismada en una realidad irreal? . Ya vivimos en un mundo estrechamente vigilado. ¿Cuántas cámaras nos vigilan noche y día? ¿Cuánto se puede saber de cada persona? Casi todo, ya que estamos totalmente expuestos desde que salimos a la calle (una cámara por cada 14 habitantes en el Reino Unido) o nos conectamos a Internet.