EN BUENA LID
Actualizado: GuardarLa definición de Espacio Escénico está condicionada por la idea de cambiar de contexto cualquier sitio, -ya sea éste íntimo, público o privado-, y dotarlo de los mecanismos necesarios que le conviertan en lugar para la creación teatral. De este modo, cualquier espacio puede fungir como escénico siempre y cuando cumpla ciertas normas elementales; la fundamental de ellas, es la aceptación por parte de los espectadores, de que la propuesta de modificar un lugar, nos es útil a todas las partes para el bien del espectáculo.
La compañía Millonesdetrillones hace un planteamiento que encaja perfectamente en la máxima del éxito, cuyo precepto reza: «la idea lo es todo». Con su montaje 'Alfa-Charlie-Óscar', dan con la clave de aunar un interesante Espacio Escénico al descontextualizar un árbol de un parque urbano, y convertirlo en una zona de guerra en la que accidentalmente caen dos combatientes de bandos enemigos. Con esta sugerente idea, la mesa está servida y arranca el reto de mantener a salvo la representación.
Pendiendo de un árbol real, ahora convertido en escenografía, un militar germano y otro norteamericano, comparten troncos y ramas luego de una estrepitosa y fallida maniobra de paracaidismo. En principio, la espesura del follaje no les hace percatarse de que están acompañados el uno del otro. Asumiendo que esto es lo que les ha tocado vivir mientras no sean rescatados por sus ejércitos correspondientes, comienzan sus rutinas de supervivencia en un tono cotidiano que provoca graciosas y chuscas situaciones al estar colgados too el tiempo: se acicalan, se afeitan, cubren sus necesidades fisiológicas, se alimentan e incluso, terminan casi borrachos al compartir los licores típicos de sus países. Las claves de éste simple pero eficaz montaje, son unas actuaciones creíbles en tono fársico que recrean muy bien un ambiente de rivalidad e intolerancia que de modo casi ingenuo se suaviza; a esto ayuda también, el trasfondo de la guerra y el estupendo trabajo musical y de efectos sonoros de Daniel Alonso y Pablo Peña. El vestuario y atrezzo se suman en buena dirección aunque quizás la iluminación sea excesiva para lo que cuenta la historia.
Una batalla que gana las sonrisas y la satisfacción del público en buena lid.