CARTAS AL DIRECTOR

Marcelino Camacho

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Junto con las conmovedoras noticias que estos días nos han llegado desde Argentina sobre el fallecimiento de Nestor Kirschner, ha acontecido también en nuestro país el fallecimiento de otra gran persona luchadora como el que más por la defensa de los derechos de los trabajadores. Marcelino Camacho, fundador del sindicato Comisiones Obreras (CC OO) y Militante del PCE nos deja a la edad de 91 años. Un sindicalista como ya no quedan, que luchó ejemplarmente por lograr para los trabajadores unos derechos sociales de los que hoy todos disfrutamos y quizás no valoramos lo suficiente cuando vemos con total «parsimonia» cómo son agredidos y puestos en peligro por las actuales políticas socio-económicas que están de moda en Europa y que amenazan provocando una regresión de derechos a una sociedad que vive pasiva, dormida, «aburguesada y cómoda», y a unos sindicatos que no se mueven lo suficiente y que carecen de la eficiencia precisa para generar confianza y motivación entre los trabajadores. Marcelino Camacho fue un sindicalista, que a pesar de sus años de labor y vida socio política en la que incluso fue diputado, jamás se lucró lo más mínimo, siendo todo un ejemplo de honradez, dedicación y fidelidad a sus principios. Marcelino Camacho no se fue nunca a vivir a una gran mansión entre lujos y opulencia tras su inmersión en la vida social y política. ¡Él no cambió nunca!, vivió siempre en el modesto y popular barrio obrero madrileño de Carabanchel, muy próximo a las personas trabajadoras a quienes representaba, en un barrio en el que es conocido, apreciado y respetado por ciudadanos y numerosos comerciantes a cuyos pequeños establecimientos acudía cotidianamente junto con su mujer Josefa Samper, inseparable compañera que siempre ha estado ahí apoyándole en todo momento. En el penal de Carabanchel Marcelino Camacho padeció 9 años de privación de libertad por defender los derechos de los trabajadores. Hoy no queda nada, ni el recuerdo (derribaron todo). Tan solo queda una explanada inmensa y la misma vieja verja exterior de extramuros, y a falta de como mínimo una placa oficial decente; diversos carteles hechos a mano por los vecinos en los que aparecen los nombres de todos los seres humanos que estuvieron encarcelados en ese lugar por la defensa de la libertad y los derechos del ser humano «para que nunca se olviden».