Pedro León hace justicia
El Madrid desperdició una ocasión única de ganar en San Siro pero firmó un primer tiempo de campeón ante el Milan
MADRID. Actualizado: GuardarSi el Madrid no ganó anoche en San Siro, quizá no lo haga nunca. Pasó por encima del Milan en un primer tiempo extraordinario, digno de un candidato firme al título más deseado, y no perdió por el postrero gol de Pedro León, tras pase soberbio de Benzema. El Madrid, ya clasificado para octavos, pudo acabar preso de su intento de contemporizar, de los errores de un árbitro definitivamente horrible y, sobre todo, de la sapiencia y oportunismo de Inzaghi. Razón tenía Mourinho cuando, ya en vísperas de la ida, señaló que sólo le preocupaba que jugase el 'Pippo'. No era un farol, ni una frivolidad. El ariete de 37 años estuvo media hora sobre el campo, suficiente para revolucionar un choque de lo más extraño, un duelo en el que la extrema veteranía 'rossonera' peleaba contra el 'risorgimento' blanco.
Por cosas del destino o porque 'Mou' lo maneja todo, el caso es que Pedro León y Benzema evitaron la primera derrota de la era Mourinho. Un varapalo que, de todos modos, habría que valorar en clave positiva. Seguramente no iba a tener incidencia en la clasificación, ya que los blancos iban a seguir como líderes, pero servía para saber que ante los grandes no caben distracciones y que en Europa los árbitros no le pitan igual que en España. Si este encuentro se juega en la Liga, quizá su rival hubiera acabado con ocho o nueve futbolistas. Pero tipos como Gattuso portan galones.
El Madrid salió como como una bala en San Siro. Fieras contra muñecos. Nada de dejarse intimidar por una historia negra en este magno escenario, por un ambiente hostil o por la prestancia del rival, decadente pero todo un heptacampeón de Europa que sólo con el nombre asusta. Los de Mourinho adelantaron las filas, cogieron el balón y lo movieron con rapidez inusitada y enorme profundidad. La filosofía es clara: para qué dar tres pases superfluos si con uno o dos es suficiente para plantarse en los dominios del rival.
Baño en toda regla
Fruto de los dos únicos desajustes, tuvo dos bastante claras Ibra en la primera parte, pero después de que el Madrid desperdiciara varias de esas que erraba al principio de curso pero no en las últimas jornadas. En apenas un cuarto de hora, el primero, los merengues ya tuvieron cuatro. Un tiro de Higuaín que rechazó Abbiati, un cabezazo de Pepe, a la salida de una falta, que se marchó alto porque la picó demasiado, una volea de Xabi Alonso y un tiro de Di María, tras recortar dentro del área. Después, Pirlo tuvo que sacar bajo los palos dos remates consecutivos del 'Pipa' y de Di María que eran gol o gol. Un baño en toda regla.
El puntero láser que incomodaba a Mourinho, las ganas de jaleo del indomable Gattuso, las faltas a la italiana, o la permisividad del inglés Webb, el mismo árbitro que dejó impune la entrada salvaje de De Jong a Xabi Alonso en la final del Mundial, apenas interrumpían el monólogo blanco. Se equivocó Cristiano al teatralizar, una modalidad consustancial al fútbol de la que abomina 'Mou'. Recibió un golpe de Abate entre el cuello y el hombro y se llevó las manos al rostro como si le hubieran matado.
El Madrid al fin encontró premio a su enorme dominio en el último minuto del primer tiempo. Una jugada extraordinaria de Di María, un pase sensacional, un error defensivo y un remate a placer de Higuaín, que celebraba a lo grande el gol 700 del Madrid en la Copa de Europa. Otra página centenaria de un libro que también protagonizan Miguel Muñoz, Jensen, Losada, Guti y Beckham.
En parte porque el Milan no inquietaba arriba y también porque es imposible aguantar todo el partido al mismo ritmo, el Madrid cometió el error de intentar mantenerse en la reanudación. Tocaba pero ya sin tanto sentido ofensivo. Más para dejar pasar el tiempo que para llegar a Abbiati. Y eso ante un histórico es un error.
Mejoraron los 'rossoneri' cuando Allegri retiró a Ronaldinho, exhausto, y apostó por Inzaghi, el viejo que tanto temía 'Mou'. Y pescó en río revuelto. Resbalón de Pepe, centro envenenado de Ibrahimovic, error de Casillas y cabezazo del 'Pippo'. Valiente, Mourinho introdujo a Benzema y a Pedro León. Contaba con sus renovados bríos pero no con un clamoroso error del 'asistente' de Webb que provocó el delirio en San Siro. Sólo en parte, Pedro León hizo justicia.