«Las peores secuelas son para el bebé»
Los expertos recalcan que en un parto de estas características hay que temer más al daño psicológico en la gestante que al físico
JEREZ. Actualizado: Guardar«Todas las edades extremas son malas para un parto», explicaba ayer a este medio Inmaculada Díez, ginecóloga de la Clínica Serman de Jerez, que recordaba que el periodo en el que los alumbramientos no se consideran de riesgo es la horquilla entre los 18 y los 35 años.
Según Díez, todo lo que esté por debajo de los 16 años, «al margen de que sea legal», tiene riesgos y puede presentar problemas no sólo de partos prematuros y otras alteraciones de la salud, sino sobre todo para el bebé, para el que aumentan las posibilidades de sufrir discapacidades. «Hay que tener en cuenta que los óvulos, los ovarios y el útero de la gestante están todavía inmaduros, y eso influye en el desarrollo del niño», apuntaba esta doctora.
Su opinión coincide con la del presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), José Manuel Bajo, quien apuntó ayer que el embarazo a tan temprana edad comporta más amenazas de aborto, complicaciones fetales, aumento de cesáreas, anemia en la madre, nacimientos prematuros y problemas de inmadurez en los recién nacidos, que pueden desarrollar malformaciones, ceguera, parálisis o retraso mental.
Pese a todo, Díez desmitificó que con madres tan jóvenes no se produzcan partos naturales y sólo se pueda optar por la cesárea. «Este caso es un ejemplo: buena parte de las menores dan a luz de forma natural». En cuanto a que haya futuras secuelas para la niña, la ginecóloga de la clínica jerezana no cree que vaya a existir ninguna de gravedad, sobre todo al tratarse de un parto natural. «Pueden surgir problemas de descalcificación, ya que hasta los 23 años no se alcanza el pico máximo de desarrollo en este sentido».
Díez también hizo ayer hincapié en que la edad en la que tienen su primera menstruación se está adelantando «por los hábitos, la alimentación, etc.», a lo que el presidente de SEGO añadió que en España ahora empiezan a menstruar entre los 9 y los 13 años, pero hasta un año o un año y medio después no son fértiles, siendo anómalo tener el primer embarazo antes de los 16 años. Ambos profesionales pusieron ayer especial énfasis en que en un embarazo de estas características las consecuencias, desde el punto de vista psicológico, pueden ser más graves que las fisiológicas.
Así lo confirmaba la psicóloga Mª Paz Rinconada, del centro Intelecto, que destacaba que esta niña «puede ver emocionalmente comprometido su proceso de adquisición de su propia identidad como mujer, de acostumbrarse a su cuerpo y sus cambios, de autoconocimiento, que suele producirse gradualmente en la adolescencia y que en su caso ya no será posible». Es decir, esta menor «se ha hecho adulta de golpe y ha visto quebrada su biografía al tener que asumir su maternidad».