La guerra de las flores
Rosario Rodríguez responde a los trabajadores del camposanto que sostienen que tiene personal sin asegurar La propietaria de la floristería del Mancomunado denuncia la «persecución» de la administración del cementerio
Actualizado: GuardarAunque suene cinematográfico, el marido de la florista ha sido estos últimos días el abanderado en la lucha de su familia. Juan Galván ha protagonizado a las puertas de las instalaciones del cementerio mancomunado de Chiclana un acto de protesta para denunciar públicamente la «persecución» que a su juicio ejerce sobre ellos la dirección del mayor camposanto provincial.
La historia se remonta varios años atrás. La esposa de Galván, Rosario Rodríguez, regenta desde 1992 el servicio de floristería que se ofrece en el interior del cementerio chiclanero. Chari, como popularmente la llaman sus clientes, atendió ayer a LA VOZ. «La dirección del Mancomunado está en contra nuestra desde que denunciamos la situación de los trabajadores y la precariedad que tenemos en nuestro puesto», asegura.
Esa supuesta enemistad «personal» se estaría traduciendo, a su juicio, en los últimos meses, en un vacío legal hacia su empresa. «En enero pasado nos caducó la concesión que nos permite trabajar aquí desde hace 18 años, y nos sentimos perseguidos».
El contrato de arrendamiento que une por cuatro años a Floristería Chari con Cemabasa no ha salido nuevamente a subasta. Lo que sí ha hecho la administración del cementerio es denunciar las presuntas irregularidades laborales de la floristería, algo que Rosario Rodríguez desmiente tajantemente. «Ya no saben qué decir para hacernos daño. ¡Si hasta hace poco hemos tenido una inspección de trabajo, que levantó acta!», explica.
La situación de este negocio de flores en el Mancomunado es de lo más extraña. Pese a ser reconocidos por los usuarios por su amabilidad y buen trato, sus responsables se ven inmersos en un enfrentamiento constante con la dirección del camposanto.
«En 18 años que llevamos trabajando aquí nunca hemos tenido ni una sola queja de clientes», explica Ángela Galván, hija de Rosario y encargada de despachar rosas y crisantemos a diario. Para poder realizar su actividad, esta familia paga al mes 1.083 euros en concepto de arrendamiento, y tuvo que depositar un aval de 12.000 euros.
Sin respuesta
Este medio intentó ayer sin éxito ponerse en contacto con el gerente del Mancomunado, para que diera su versión de la polémica. Rosario Rodríguez lo había avisado horas antes. «No le atenderán; a su periódico lo vetaron hace años, después de que denunciáramos en él la precariedad en la que trabajamos». El lunes pasado, y mediante un comunicado respaldado por trabajadores de este equipamiento, Cemabasa denunció unas presuntas amenazas de Galván a García Palau, así como la presunta utilización por parte de éste de su pertenencia a IU, actualmente en el equipo de Gobierno chiclanero, en beneficio propio en este asunto.