Sociedad

Pequeño gran retrato de los chicos invisibles

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Están ahí. De vez en cuando los saca la prensa. Les ponen alguna etiqueta escandalosa, fácil de digerir, los catalogan como 'tribu incomprensible', y se olvidan de ellos hasta el próximo palo, o hasta la próxima encuesta. Miguel Ángel García Argüez (La Línea, 1969) coge a tres de estos personajes (que resultan ser también personas) y los sigue durante algunas de sus peripecias. Nada de juicios fáciles, discursos ni moralinas. El escritor relata lo que hacen, lo que piensan y, a veces, lo que sienten. Les pone nombres, rostros, y deja que los lectores intuyan de dónde vienen, por qué actúan como actúan y se contagien así de su desafecto. Tampoco los justifica. La amargura y la ternura están medidas al 50%.