Rodríguez Almodóvar pide a los docentes que «lleven el cuento al aula»
El autor indicó que los textos populares tradicionales «hacen sentir que la escuela y la vida van juntas»
JEREZ. Actualizado: GuardarNo importó que pasaran solamente unos minutos de las cinco de la tarde para que el público de los Museos de la Atalaya se quedara embobado escuchando el cuento de 'El príncipe encantado' narrado por Antonio Rodríguez Almodóvar. Nadie bostezó ni se rebulló incómodo en su silla. Nadie parpadeó durante minutos enteros.
«Lleven este material al aula porque tiene un rendimiento espléndido. He contado cuentos en institutos considerados marginales y los chavales se han quedado encantados», aseguró ayer el escritor e investigador especializado en literatura infantil y juvenil. Según su experiencia, utilizar los cuentos para atraer a los más jóvenes a la lectura «permite una vinculación con el entorno de manera fluida. A los padres de esos adolescentes les suenan todavía esos cuentos», indicó. Para el sevillano, los cuentos en el aula «hacen sentir que la escuela y la vida van juntas».
Su intervención despertó la curiosidad y los recuerdos personales de los asistentes. Siempre hay alguna madre, un abuelo o un tío que contaba cuentos a los niños. «El origen de los cuentos es un debate tabú porque nunca nos ponemos de acuerdo», aseguró. Explicó que las investigaciones llevan cada vez más atrás el origen de estas historias populares cuyos signos aparecen en libros como la Biblia, 'El Quijote' o 'El Lazarillo de Tormes'. «Puede haber sido en el paso de los recolectores a los agricultores, en el Neolítico, es decir, hace unos 5.000 años. Son los albores de la sociedad actual».
Defendió, igualmente, que «los cuentos tradicionales no son sexistas, como hay quien está diciendo por ahí. Sólo hay que fijarse un poco para ver que son las chicas las más activas, como en 'Blancaflor' o en 'El príncipe encantado', y que también existe la historia de un Bello durmiente», aseguró con contundencia.
Destacó otros rasgos comunes en las numerosas historias que todavía hoy conservan los abuelos en su memoria, como que «los ricos siempre salen vapuleados» o que «no eran bien vistos por la sociedad culta porque trasgredían muchas cosas como que una campesina se casara con un príncipe».