Néstor Kirchner entrega a su esposa el testigo presidencial en la toma de posesión ella. :: AFP
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Kirchner deja huérfana a Argentina

La muerte del presidente en la sombra conmociona y llena de incógnitas el futuro político

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Fue un golpe inesperado para los argentinos. La muerte del ex presidente Néstor Kirchner conmocionó al país y dejó sin palabras a la actual presidenta, Cristina Fernández, su esposa desde hace 35 años. La noticia sacudió al país en un día festivo por la realización del Censo Nacional de Población, con las calles vacías y los comercios cerrados. Los restos del ex mandatario serán velados hoy en la propia sede de la presidencia, la Casa Rosada y no en el Congreso Nacional como es tradición.

El fallecimiento de Kirchner, de 60 años, se produjo a las 9.15 de la mañana (hora local) cuando se encontraba junto a su esposa en la residencia de descanso que tienen en El Calafate, provincia de Santa Cruz, 2.600 kilómetros al sur de Buenos Aires. El ex presidente murió como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio no traumático y, según los médicos, «no respondió a maniobras de resucitación». Su cuerpo fue trasladado al sanatorio de la localidad y luego de vuelta a la residencia donde fue despedido en la intimidad familiar antes de su traslado a Buenos Aires.

En Cádiz se recordó la figura del mandatario y las banderas del Consulado de Argentina, situado en la calle Rivadavia de la capital, ondearon a media asta en cuanto se conoció la noticia. Hay que recordar que el de Cádiz, a cuyo cargo está Víctor Dante Aloé, es el único consulado de esta república americana en Andalucía.

Con una personalidad temperamental, Kirchner había tenido episodios de indisposición producto del estrés. Ya en 2004 tuvo una hemorragia gástrica y su esposa temió por su vida. Este año, en febrero, fue hospitalizado por una obstrucción en la carótida y en septiembre fue sometido a una angioplastia coronaria. Tras esta última intervención, los médicos le recomendaron bajar el ritmo de actividad, pero para el ex presidente eso era impensable. Su esposa fomentaba su audacia: «Néstor está bárbaro. Tenemos Kirchner para rato», aseguraba.

«La política le pasaba por el cuerpo. Era un hombre visceral y apasionado», le reconoció uno de sus adversarios, el ex candidato a presidente y cineasta Fernando 'Pino' Solanas. Por su parte, el ex presidente Eduardo Duhalde, su antecesor en el cargo, recibió la noticia con «gran consternación». Duhalde era un adversario de Kirchner, pero le había recomendado «tranquilizarse» tras su último ingreso. «No puede estar todos los días enervado porque el cuerpo no aguanta», le advirtió. Pero su entorno volvió a relativizar la gravedad del episodio. «Se está tomando esto de manera alarmista», minimizó el canciller Héctor Timerman.

Concentración popular

Acongojados, los seguidores de Kirchner lanzaron una convocatoria para reunirse en la Plaza de Mayo, el paseo público ubicado frente a la Casa Rosada. La concentración se había programado para las ocho de la tarde, justo al finalizar el censo. Centenares de argentinos se acercaron al vallado que rodea la sede presidencial horas entes de la concentración para dejar flores y mensajes de apoyo a la presidenta.

Según un sacerdote que visitó a la familia, la jefa de Estado dijo que «seguirá luchando por todos los argentinos». «La vi muy fuerte, con mucho temple», reveló el cura de El Calafate, Carlos Álvarez. Fue lo único que trascendió de la reacción de la mandataria ante la pérdida de su marido. Al cierre de esta edición, la presidenta no había hecho declaraciones ni había dejado mensajes en la red social, aunque sí puso su firma a un decreto que declaró tres días de duelo y banderas a media asta.

Los hijos del matrimonio no estaban con ellos cuando se produjo el deceso. Máximo, de 32 años, estaba en Río Gallegos, la capital de Santa Cruz, y viajó de inmediato para acompañar a su madre. Florencia, de 19, estudia cine en Nueva York y se encontraba de camino. El ex presidente será velado en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario, en la Casa Rosada, y sus restos serán trasladados después a Santa Cruz para sepultarlos en el cementerio de Río Gallegos.

Más allá del impacto inicial, el fallecimiento de Kirchner ha instalado en Argentina un clima similar al que se produce cuando muere un presidente repentinamente. También hay una expectativa sobre la forma en cómo continuará el gobierno, como si la presidenta fuera en realidad una vicepresidenta que ahora deberá asumir el poder pleno.